Capítulo 65: Eres muy famosa por aquí.

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aitana romero

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aitana romero

Desde que Gavi y yo solucionamos las cosas después de nuestra discusión los días pasaron con más rapidez, hasta que sin darnos cuenta ya era un viernes y en cuatro horas teníamos el vuelo hacia Turín.

Gavi se estaba duchando antes de dirigirnos al aeropuerto, mientras que yo tenía una pequeña pelea con mi maleta, porque es que no me cerraba.

—¿Está en alemán o qué? —se burló saliendo del baño, con el pelo mojado y unos pantalones cortos negros.

Lo fulminé con la mirada aunque me derretí en cuanto vi su abdomen desnudo y húmedo.

—Llevas intentándolo desde que entré a ducharme —rió.

—Ayúdame y deja de ser tan gracioso, Pablo.

—Me encanta cuando te pones mandona —sonrió como un niño pequeño.

Intenté reprimir una sonrisa pero no pude, así que rodé los ojos para seguir con el rollo.

—Creo que es mejor que la vacíes un poco, esto es imposible de cerrar —me miró con cara de circunstancias.

—No puedo dejar nada, lo necesito todo —contesté bastante segura de lo que decía.

—¿Todo esto para tres días? Estás flipando.

Abrió la maleta y luego me volvió a mirar a mi incrédulo. Solo las chicas nos entendemos, ¿no?

—Mira, por mucho que me guste esto, no hace falta que lo lleves —dijo cogiendo un tanga gris.

—Y tan fresca que voy, ¿no? —me reí, quitándole la prenda y volviendo a ponerla donde estaba.

—Este no lo había visto —comentó ahora cogiendo un conjunto de dos piezas lencero y negro.

—Si me cierras la maleta te lo enseñaré pronto —le guiñé un ojo.

—¿Cuándo es pronto?

—En el hotel.

Lo guardó todo donde estaba y se sentó encima de la maleta para que fuera más fácil pasar la cremallera. Hizo un par de esfuerzos hasta que por fin logró cerrar la maleta y me miró con cara de superioridad.

—Vete preparándote porque vas a visitar Turín en silla de ruedas —se levantó del suelo y dejó una palmada en mi trasero.

Horas después, llegamos a la ciudad Italiana, donde fuera del aeropuerto esperaban miles de fanáticos a los nominados. No había visto a ninguno de los otros, ni siquiera sabía quiénes eran, pero se suponía que todos llegábamos sobre la misma hora.

No tardamos demasiado en llegar al hotel. Yo obviamente compartía habitación con Gavi, Pedri con Martina, Ferran con Sira, Ansu y Balde juntos y por último Lewandowski con su mujer, que aún no había conocido. El resto de la plantilla no había sido invitada o no había podido venir, así que éramos solo nosotros.

𝐕𝐄𝐍𝐄𝐍𝐎; pablo gavi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora