aitana romero
—¡Aitana! —escuché como el entrenador gritaba mi nombre al otro extremo del Joan Gamper.
Fruncí el ceño confundida y dirigí mi mirada a Xavi, me hizo una seña para que me acercara y eso hice.
—¿Me has llamado? —dije, era obvio que lo había hecho, pero me parecía tan extraño.
—Sí. Es que, verás... Necesito que me hagas un favor, bueno, a mi y al barça en general —habló.
Sabía que diría que sí.
—Lo que sea —correspondí.
—La chica que se iba a encargar de llevar las redes sociales del barça en el próximo partido está embarazada, le queda poco tiempo para dar a luz y se ha cogido por fin la baja, lo malo es que lo ha dicho a última hora y no tenemos tiempo de poner a otros de los trabajadores porque nos hemos comprometido con mil campañas y no hay nadie disponible para el viaje —me explicó.
—¿Y yo ahí qué pinto? —pregunté interesada.
—Pues que si no me equivoco tú eres influencer, y me han dicho que se te dan muy bien las redes, como es obvio, así que se ha hablado con la junta directiva y han llegado a la conclusión de que tú eres la única solución que nos queda —dijo Xavi.
—¿O sea que en el próximo partido tendría que ir y subir contenido de ello? —curioseé.
Él asintió con la cabeza. Joder, era una locura de trabajo en verdad.
No me lo tuve que pensar demasiado antes de aceptar.
Cuando los chicos terminaron el entrenamiento Sira, Martina y yo nos dirigimos juntas a casa de Ansu, pasábamos más tiempo ahí que en nuestra propia casa.
Llegamos a la misma vez que los chicos, así que no tuve que esperar demasiado para contarle a Gavi lo que me habían propuesto.
—¿Sabes dónde veré tu próximo partido? —dije acercándome a Gavi.
—¿Desde el estadio? —dijo él con una sonrisa.
—¿Cómo lo sabes?
—Porque he sido yo quien te ha propuesto —contestó.
Entonces fruncí el ceño, y no supe si agradecérselo o coger mis cosas e irme. Me alegraba de que hubieran confiado en mi para eso, pero me hubiera gustado que lo hicieran por ellos mismos y no porque Gavi les hubiera comido la oreja.
—¿Qué te ha pasado? Te ha cambiado la cara —dijo poniéndome un brazo en su cintura.
Yo le aparté la mano con delicadeza.
—Me hubiera gustado que contaran conmigo por lo que hago y no porque me hayas recomendado tú —sinceré, sabía que si le mentía no iba a creerme.
—Aitana, lo han hecho por eso. Yo te he recomendado pero si no les hubieras gustado no me hubieran hecho ni caso —me consoló.