aitana romero
Antes de salir del ascensor de mi hotel, me quité todas los accesorios dorados que llevaba y los guardé en el bolso, me quité los tacones y me recogí el pelo. Caminé hasta la puerta de mi habitación casi con los ojos cerrados, por lo que no vi que había alguien en el suelo.
Me tropecé y por poco no caigo, no sé ni cómo fui capaz de mantener el equilibrio en ese estado.
Abrí los ojos y bajé la mirada hasta encontrarme a Gavi sentado, con la espalda apoyada en mi puerta y cara de necesitar una cama y una pastilla urgentemente.
—¿Gavi?
No me pudo ni contestar cuando se levantó y trató de mantenerse en pie con normalidad. No iba a dejarlo solo en su habitación aunque estuviéramos en el mismo hotel, al menos no en ese estado.
Lo ayudé a mantener el equilibrio y abrí la puerta de mi habitación.
—¿Qué te ha pasado? —interrogué cuando lo senté en la tapa del inodoro.
—Que te he echado de menos, eso es lo que me ha pasado.
—¿Y te das cuenta ahora?
No pudo ni rodar los ojos, así que lo intentó vagamente.
—¿Qué me vas a hacer? —dijo mirándome un poco raro cuando me vio con un disco de algodón en la mano.
—Tienes purpurina por toda la cara, te la voy a quitar.
—Esa habrá sido la pesada de tu mejor amiga en la fiesta —murmuró con malas pulgas.
Me reí un poco mientras lo agarraba de la mandíbula para que se quedara quieto y poder limpiarle bien. Parecía un niño pequeño, o incluso peor.
—No te haces una idea de lo bonita que es tu sonrisa —escuché que decía.
Intenté convencerme de que aquellas palabras solo formaban parte de su estado de embriaguez.
Rodé un poco los ojos y lo dejé en el baño sentado durante cinco minutos, hasta que volví con una patilla en la mano y se la dejé para que se la tomara. Si hacía efecto rápido podría irse a dormir pronto.
—Lo siento —dijo.
—¿Por qué?
—Por lo de antes, supongo.
—¿Supones?
—Sí, supongo, porque para mi no ha sido un error; para ti sí.
—En ningún momento he dicho que lo haya sido, pero estaba demasiado ocupada en pensar cómo contarle a mi novio que me había besado con otro tío en una fiesta —dije haciendo una mueca.
—¿Cómo se lo ha tomado? —se interesó.
—¿De verdad te importa o solo me lo preguntas para reírte?