Narra Julia
Subí al auto y saludé con un abrazo a mi amiga, y posteriormente con un beso en la mejilla a David, su hermano, quien estaba conduciendo.
–Okay, comienza a las nueve, pero haremos veinte minutos en llegar al estadio– me aclaró ella.
–Okay, ¿tienes tu entrada?– le pregunté, y me enseñó una hoja impresa que cargaba en su mano izquierda.
–¿Y la tuya?– me cuestionó.
–La tengo en mi teléfono, no te preocupes– le hice saber, sin poder desvanecer mi sonrisa –¿Tú no quisiste venir, David?– le pregunté ahora a su hermano.
–Uy, la verdad... creanme o no, odio los conciertos– confesó risueño.
–¿Por?– pregunté con curiosidad.
–Dice que no le gustan las multitudes– respondió Miri por él, tan extrañada como yo.
Durante el trayecto al estadio, estuvimos escuchando la playlist de David, quien por cierto, me sorprendió por los cambios drásticos de canción a canción. Uno suele tener una playlist para cada estado de ánimo o momento del día: para cuando vas al gimnasio, para cuando estás dibujando, cuando estás muy feliz, etc. Pero él, sorprendentemente dice tener una sola playlist. Creo que nunca había sabido de alguien así.
Estuvimos cantando la mayoría de las canciones, todo el camino, y cuando finalmente llegamos y se fue su hermano, se lo hice saber a Sebas por mensaje.
Yo: Ya llegamos :D
Sebastián: Okay, nena, mándame tu ubicación en tiempo real
Creo que estaban exagerando un poco, ¿qué me podría pasar? Aún así no dudé en enviársela por la próxima hora.
Sebastián: Gracias, peque
Sebastián: diviértete🥰
Yo: Gracias 💕
–¿Con quién hablas?– me preguntó mi amiga, supongo que porque la fila para entrar se estaba volviendo aburrida.
–Con Sebastián– le respondí guardando mi teléfono.
–Mhm– asintió, cuando por fin comenzamos a avanzar.
–¡Qué emoción!– exclamé dando pequeños saltos de alegría.
–¡Ya sé! Me quiero comprar una camisa para el recuerdo– confesó.
–Uy, qué buena idea... yo también lo haré.
–Juli, ¿comiste algo antes de venir? ¿o tienes hambre? Porque no creo que vendan comida cuando entremos– soltó ella, y yo me dedique a mirar a mi alrededor, encontrándome con un puesto de hotdogs.
–Hay un puesto de hotdogs allí– le dije señalándolo con mis primeros dos dedos, pues nunca me ha gustado señalar con un solo dedo.
–Perfecto, ¿me esperas? Quiero comprar uno– confesó y yo asentí –. ¿Te traigo?
–No, gracias, ya comí.
–¿Ni un agua?
Ese comentario me hizo recordar que casi no había tomado agua en todo el día.
–Agua sí, por favor– le respondí, y pronto la vi irse en dirección al puesto.
Pasaron entre cinco y diez minutos cuando finalmente Miranda volvió, supongo que la fila que hizo estuvo larga, porque no creo que hayan tardado tanto tiempo en calentar una salchicha y sacar una botella de agua de la hielera.
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Julia
Teen FictionEsta historia toca temas sensibles. La escribí porque no encontré una sola historia que toque el tema de los TCAs junto con el TBDL/ABDL. La historia no rotará alrededor de los trastornos alimenticios, solo será una pequeña característica que le dar...