Capítulo 55

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Narra Sebastián

Apenas la nena terminó su comida, colocamos los platos sobre la mesa de noche y nos abalanzamos sobre ella con besitos y cosquillas, obviamente con cuidado de no lastimarla. La princesa no paraba de reír, enterneciéndonos a mi marido y a mí en el proceso.

Mientras dormía hablamos con Diego, uno de los amigos que nos había ayudado a buscarla esta mañana en el parque. Él es terapeuta infantil, y accedió a venir a conocer a la pequeña cuando le indiquemos que es un momento oportuno. Nuestro plan es presentárselo a Julia, que hablen un rato y finalmente ella decida si quiere que la llevemos con él cada cierto tiempo, o si prefiere tomar este camino sin sesiones de terapia.

Como prometí, explicaré brevemente quiénes son estos amigos que he mencionado últimamente. Comenzando por el antes mencionado Diego, él tiene una little llamada Sofía desde hace unos dos años. Ella se graduó de la universidad el año pasado, y convenció a sus padres de que la dejen quedarse a vivir con Diego haciéndoles creer que se trata de un novio suyo solamente. Y sí, son pareja, en realidad son los únicos dos del grupo que mantienen una relación romántica ddlg, pero no vemos ningún problema en ello, ambos son mayores de edad y es completamente consensuado.

Diego tiene un hermano llamado Camilo, él es el único del grupo sin un little, pues dice que es mucha responsabilidad, así que prefiere simplemente pasar tiempo jugando con Sofía cada que visita a su hermano o viceversa. A él no lo llamamos para que nos ayude a buscar a la nena porque se encuentra de viaje por el trabajo, él es piloto comercial.

Y finalmente, está Joaquín. Él, como sabrán, es doctor, y tiene desde hace casi un año a un little al que llamamos con cariño "tornado", pues siempre se está metiendo en problemas con su daddy. Joaquín trata de ser estricto con él, pero su carita no se lo permite, así que ha llegado a terminar siendo manipulado de manera inocente para darle galletas y juguetes que se suponía estaban castigados.

–Daddy, papi– nos llamó la princesa.

–¿Sí, corazón?– le respondí sin poder ocultar mi sonrisa.

La nena se tomó unos segundos para volver a hablar.

–¿Están decepcionados de mí?– nos preguntó tratando de retener sus lagrimitas.

Nos partió el corazón que creyera algo así, y le hicimos saber al instante que estaba equivocada. Le recordamos que esto no era su culpa, y que nunca nos molestaríamos con ella por algo fuera de su control. Pero ella no parecía estar del todo convencida.

–Princesa... nos gustaría que hablaras con un amigo nuestro que es psicólogo– le comentó Mateo, pero ella se mantuvo dudosa.

–Se llama Diego, es un amigo muy cercano a nosotros– agregué buscando convencerla.


Narra Julia

Mi miedo no era ir con un psicólogo, eso ténganlo por seguro, mi miedo era ser abierta con un desconocido sobre la relación que tenía con mis daddies. No me siento lista aún.

–No sé– solté en un susurro, y ellos acudieron a los cariños, haciéndome sonreír nuevamente.

–Linda, ¿es porque no quieres que le digamos que somos tus daddies?– me preguntó papi con una sonrisa de comprensión.

Me tomé unos segundos antes de asentir, no quería ser grosera, pero tenía miedo de la reacción de su amigo.

–Monita, ¿y si te decimos que él tiene una little también?– me comentó daddy sonriente.

¿Qué todos sus amigos tienen el mismo fetiche?

Comenzaba a dudar de la veracidad de lo que me decían, así que les pedí una foto. Y para mi sorpresa... ¡era cierto! Y no tenían cualquier relación ddlg, ¡eran pareja, se besaron en una foto!

–Se llama Sofía la nena, incluso nos gustaría que la conozcas algún día– soltó papi guardando su teléfono de vuelta en su bolsillo.

–No solo a ella, nos gustaría que conocieras a nuestro grupo de amigos– agregó daddy.

Okay, no sé si estoy lista para eso, al menos no por ahora. Pero... si es algo que mis daddies quieren, supongo que podría intentarlo.

–No tiene que ser ahora, nena... será cuando te sientas lista, ¿okay?– me hizo saber papi.

–Gracias– solté sonriéndoles, pero al instante me di cuenta de que ellos no parecían muy felices, supongo que creyeron que me estaba negando –. Sí quiero conocerlos– agregué, devolviéndoles la sonrisa a ambos a sus rostros.

–Bueno, bebita... ya es hora de que vayas a dormir, nena– comentó daddy levantándose de la cama, seguido de papi. Ambos se acercaron a mí y se turnaron para besar mi frente, posteriormente papi me arropó.

–¿No podemos jugar algo?– les pregunté, pues aún no tenía el suficiente sueño para quedarme dormida.

–Monita, mañana tienes escuela– me hizo saber papi.

Suspiré, tenían razón. Y no quería pedirles faltar, pues ya me hace falta ver a mis amigos.

–Buenas noches– me dijo papi.

–Buenas noches, nena– soltó daddy.

–Buenas noches– les respondí mientras tomaba a Koda nuevamente en mis brazos.

Y finalmente, apagaron la luz y salieron de la habitación, cerrando la puerta detrás de ellos. Pasé algunos minutos preguntándome cómo serán sus amigos, cómo será su carácter y cómo me tratarán. Me pregunto cómo será Sofía, cuál será su personalidad y qué pasatiempos tendrá, pues no planeaba hablar de su relación con su novio/daddy al conversar con ella, sería muy incómodo, y no es algo que me incumba.

Pronto me llegó a la cabeza el hecho de que veré a Dani y a Miri mañana. ¿Qué les diré? ¿Habrán hablado entre ellos sobre lo que me sucedió con cada uno? Seguramente mi teléfono tiene mil notificaciones de su parte. Debo pensar en qué decirles, y cómo hacerlo. ¿Le digo a Miranda que tengo daddies? A Dani le diré, con él soy más abierta, pero ¿Miri? Solo he tocado el tema de ser una little una vez con ella.

Aún con esa bola de nieve de pensamientos e ideas dentro de mi cabeza, sorprendentemente pude conciliar el sueño.

Mañana será un día... fuera de lo... común, para mí.

JuliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora