Narra Julia
Nos dirigimos ahora a mi habitación, y daddy se sentó al borde de mi cama, tomándome por sorpresa. Me acomodó para quedar sentada en sus piernas, recostada en su pecho, y sin previo aviso alzó un poco mi camisa por detrás y comenzó a palpar mi pañal por la parte trasera. Lo abracé por el cuello, escondiendo mi rostro en él.
–Sh, sh, sh... tranquila, bebé, solo es una revisión, ¿okay?– me consoló con gentileza y cariño.
–¿Necesita un cambio?– le preguntó papi.
–Creo que aún no...– respondió ahora palpando en la parte sobre mi entrepierna, y a los pocos segundos continuó –no, sigue limpia– concluyó dejando un suave y corto besito en mi mejilla, que junto con su sonrisa tranquila, lograron calmarme.
Pronto papi se acercó para besar mi cabeza sonriente.
–Mi niña grande– soltó risueño, haciendo reír a daddy.
Me dejaron sobre la cama y les permití sacar toda la ropa de mi mochila para que pudieran escoger mi atuendo. Se terminaron decidiendo por una camiseta blanca de manga larga que tenía una pequeña flor rosada de no más de dos centímetros, bordada donde estaría mi pecho izquierdo, y una falda rosa también con flores, pero estas eran blancas. Era una falda corta de vuelo, por lo que la idea de haber tenido que usar un pañal debajo me habría aterrado.
Mis daddies me preguntaron si estaba cómoda con su elección, causándoles una notoria alegría al asentirles con una sonrisa.
Narra Sebastián
Primero le quitamos su camisa, provocándome una sonrisa enorme en el proceso.
Ya no se le notaban las costillas a la nena, al menos no sin alzar sus bracitos.
Dios mío. Quería llorar de la felicidad, y por el rostro de mi marido sé que él se encontraba en la misma situación. Pero tuvimos que fingir demencia, hacérselo saber solo la haría sentir mal.
Me dolió tanto tener que retenerme de llenarle el rostro de besitos, pero fue por su bien.
Finalmente, con una sonrisa imborrable de nuestros rostros, le colocamos la camiseta blanca y cada uno besó de manera "casual" una mejillita suya, haciéndola reír.
Narra Julia
Sé que lo notaron.
Yo noté la "disimulada" felicidad en sus rostros. Pero agradecí tanto que no lo mencionaran. No me gusta pensar en ello, menos me gustará admitirlo en voz alta o escucharlo de alguien más.
Papi me tomó en brazos y me colocó de pie sobre el suelo para luego besar mi cabeza. Fue ahí cuando me paralicé.
¿Me pondrán la falda sobre el pañal? ¿Me llevarán en pañales al restaurante? ¡Creí que allí me permitirían ir al baño! Me puse nerviosa, ¿ahora qué hago?
Por eso me preguntaron si estaba de acuerdo con el atuendo, ¡mierda! No solo será no poder ir al baño, también deberé tener cuidado con el viento y con inclinarme. Cuando me carguen ¿tendrán cuidado de que no se vea mi pañal? Yo creo que todo lo contrario... conociéndolos son capaces de alzar mi falda sin que yo lo note para que me vea "tierna".
No puedo decir nada o quejarme, así solo recibiré un castigo por mi estúpido plan.
Carajo, Julia.
Daddy se puso en cuclillas y se acercó a mi con la falda en sus manos, tenía el cierre abajo y me miró con dulzura.
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Julia
Teen FictionEsta historia toca temas sensibles. La escribí porque no encontré una sola historia que toque el tema de los TCAs junto con el TBDL/ABDL. La historia no rotará alrededor de los trastornos alimenticios, solo será una pequeña característica que le dar...