Capítulo 3

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ALESS

Estoy hablando con Luca, mi hermano y Mauro, mi mejor amigo, con una copa en la mano cuando oigo algunos suspiros y mi hermano silba. Me quedo unos segundos analizando hacia donde se dirige su mirada cuando veo a los Coppola entrar por la puerta.

Por delante va Alonzo con su esposa Maira, seguidos por Alec y la pequeña de los Coppola, Sofía. Por último, veo por quién ha suspirado toda la sala de mi mansión.

Una mujer de unos 1,65 cm, con sus tacones quizá llega a los 1,75, su melena gruesa le baja como una cascada por las caderas, oscuro carbón. Un culo de infarto, eso no podía ser natural, redondo y pomposo. Joder, creo que estoy sudando. Mientras camina se le ve el muslo. Aún no he podido verle la cara, pero cuando veo que paran a saludar a algunos jefes y capos de la familia, diviso a mi padre levantarse por primera vez en la noche. Mi alerta empieza a sonar muy fuerte, dejo la copa en una de las mesas y me dirijo hacia él.

¿Por qué mi jodido padre está emocionado por la entrada de los Coppola y quién mierda es esa mujer? Todos los hombres de la sala tienen cara de imbéciles, casados y solteros tienen la atención en ella. Mierda. Hasta Mauro la está analizando.

Cuando llego, mi padre me mira con orgullo, soy su heredero y está muy satisfecho conmigo. Veo como Alonzo y Alec besan el anillo del Don a mi padre, seguidamente mi padre besa los nudillos de las damas, pero cuando llega a la tercera. Me quedo petrificado, no oigo nada, no siento nada más que los golpes de mi corazón, se me seca la boca. Sus ojos son un infierno, sus pecas y sus labios. Joder. No puedo dejar de mirar su cara. Es una bomba sensual y juro que se me está poniendo dura. Será la novia de Alec, por favor, Dios, si alguna vez me escuchas, dime que no es su maldita novia.

Alonzo y Alec me dan un apretón de manos, y luego doy un paso adelante y asiento hacia Maura y Sofía. Cuando llega el turno de la mujer misteriosa, me clava la mirada y levanta su mano hacia mí. ¿Está loca? ¿Se piensa que le voy a besar la mano? Espera. ¿Me acaba de levantar la ceja? Joder. Definitivamente me está levantando la ceja.

Cojo su mano y le doy un apretón, sus ojos se abren un poco, pero lo deja pasar rápido.

Cuando me doy cuenta, toda la sala nos está mirando. Por favor, dime que mi jodido padre no está sonriendo, qué espeluznante.

Seguidamente, coge su copa y da unos golpes en ella con su anillo, así acaban todos los murmullos y todos se sientan en sus mesas. Yo también tomo asiento mientras la familia Coppola toma asiento en una de las mesas cercanas.

— Bienvenidos todos, mi familia y mi legado, mi sangre y mi lealtad. Esta noche le he pedido a Alonzo que llegue un poco más tarde, porque sabía que su entrada iba a dar de qué hablar.— Alonzo asiente hacia mi padre con respeto, mientras este le ofrece la mano a la mujer misteriosa. Ella toma su mano y andan juntos al frente de todos. Me espero cualquier cosa de este puto viejo loco...

— Bueno, como todos habréis visto, y quien no lo haya hecho es que está realmente ciego, esta mujer hermosa, hoy se está presentando oficialmente en sociedad.— Cazzo, eso solo quiere decir una cosa, es una princesa de la mafia.

— Normalmente, las mujeres de nuestro mundo se presentan a la edad de los 12 años, pero esta es una excepción. Os presento a Gianna Coppola, segunda hija de Alonzo, Capo de Miami. No tuvo el honor de presentarse antes a la sociedad, por petición de su padre y que yo le concedí. Es un activo en la familia, aunque muchos no lo sepan, no es solo una princesa, también es un soldado. Trabaja para mis misiones más privadas y nos ha estado ayudando con su espléndida mente.— Primero de todo, cazzo de nuevo;  segundo, ¿cómo mierdas Alonzo y mi padre han logrado esconder su existencia? Siempre he sabido que Alonzo y mi padre son viejos amigos, de hecho es uno en los que más confía mi padre. Ni siquiera yo sabía que esta mujer andaba en nuestro mundo; tercero, ¿cómo que es un activo y un soldado? ¿Qué está pasando?

No puedo cuestionar al Don pero sí a mi viejo, porque acaba de decir en pocas palabras que le confía misiones extra secretas a una mujer que nadie conoce. Escucho murmullos y miro a Luca a mi lado, está de piedra, le ha chocado como a mí, pero los ojos de Mauro no transmiten sorpresa, sino respeto.

Mi padre asiente hacia Gianna y habla por primera vez, y joder si no estoy contento de escuchar su voz, firme y bonita.

— Buenas noches a todos, gracias por la cálida bienvenida que me ha dado el Don y todos los presentes. Estoy orgullosa de formar parte de esta familia, desde mi primera respiración he pertenecido a este lugar y estoy contenta por estar de nuevo entre vosotros.— No sonríe, no intenta gustarle a nadie como lo hacen el resto de mujeres en este mundo. Mi padre le indica que puede volver a su sitio y así empezamos a cenar y mi viejo vuelve a mi lado.

— Alessandro.— Vuelve su voz grave y quiero arencarle una oreja por haberme escondido esto.

— Sí, padre.—  Le brillan un poco los ojos y vuelve a apagar esa luz. Normalmente le llamo Don, pero cuando le llamo padre le hace sentir orgulloso, yo lo sé.

— ¿Qué te ha parecido esta sorpresa?—  A ser honestos me siento insultado y no pienso ocultarlo, pero bajo mi voz antes de responderle.

— ¿No confías en mí lo suficiente como para contarme su existencia?—  Clavo la mirada en él para que sepa que no voy a dar marcha atrás.

— No te debo ninguna explicación, pero como has jugado al papel fraternal y me has llamado padre, puede que te dé un incentivo...— Se aclara la garganta, da un sorbo a su bebida y me vuelve a mirar.

— No la he conocido hasta hoy, ha sido un activo para nosotros desde hace 2 años.— Escucho atentamente y veo que no va a seguir hablando hasta que yo no le siga preguntando, está jodido este maldito viejo. 

— ¿Dónde ha estado antes? He estado con las familias de cualquier Capo o jefe, en sus casas y entre sus íntimas cenas ¿Por qué nunca la he visto?- Cuestiono curioso.

— Ha estado fuera por un tiempo, ella no ha crecido entre los italianos, ha estado entrenándose militarmente en Rusia, ni siquiera me preguntes en qué lugar en concreto, porque no quise ni saberlo. Ahora su padre quiere casarla, para establecer lazos fuertes entre sus ciudades y las ciudades de algún Capo que esté a la altura de su hija. Como nunca me ha dado problemas, sino todo lo contrario, me ha dado beneficios sin verla, no me importó que fuera mujer, si es eso lo que te preguntas.— Vuelvo mi mirada a ella y está con la espalda recta, entre sus manos enguantadas lleva una copa a sus labios rojo vino. 

— ¿Me estás diciendo que es un soldado como cualquiera siendo mujer y ahora su padre la quiere casar para ganar su propio beneficio a costa de ella?— Mi padre piensa unos segundos antes de responder.

— Alessandro, no te voy a mentir, es mejor que muchos de nuestros soldados, la he puesto a prueba en misiones que solo podría confiarte a ti o a Luca. Es inteligente, muy inteligente.— Me quedo quieto asumiendo que el Don de La Cosa Nostra, le ha entregado cosas que solo le confiaría a su heredero, a una mujer que ni siquiera había visto.

Srta.Mc MillanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora