Capítulo 36

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ALESS

Uno de mis hijos me ha llamado "papá" y quiero ir a la tumba de mi viejo para decirle que ya tiene a sus nietos, quiero decirle que aún no le he vengado y contarle que he perdido a mi esposa. Quiero pedirle perdón a ese cabrón que siempre confió en mí.

Voy a la cocina para tomar una copa con Gia, ella las está preparando y yo la estoy mirando descaradamente. Me pone la copa en la encimera y se lleva la suya a la boca mirándome. Juraría que me está coqueteando, pero lo dejo pasar porque mi mente me está jugando malas pasadas. 

— Ya no compartimos copas.— Mi corazón late, mi mandíbula se tensa y mi miembro se despierta. ¿Qué intenta? Tiene novio, es feliz y me odia, para qué hace esto. No le he metido mano todavía, porque no quiero perder a mis hijos y sé de lo capaz que es Gianna.

— No, ya no las compartimos.— Digo seriamente, mirándola a los ojos que un día me atraparon.

Estoy sentado en el taburete, mientras ella se acerca a mí, se para enfrente y me abre las piernas y se pone entre ellas. Controlo mi respiración, Gianna está jugando conmigo y yo no voy a permitir nada que me joda con mis hijos.

— ¿Ya no te gusto?—  Apenas acabamos de empezar con una copa y es imposible que esté ebria. ¿Por qué pregunta estas cosas? Está jugando con fuego.

— Eso no importa, tú tienes novio.— Sus ojos se abren sorprendidos. Gianna es como una niña pequeña, le gusta tener poder sobre todo lo que pueda. Cuando era más jovencita y su padre le quitó todo el poder sobre sí misma, le afectó. Ahora, quiere saber si le sigo perteneciendo... Ni en mis mejores sueños volverá conmigo, solo quiere saber si sigo para ella.

— Ni que te importara eso.— Dice con voz suave. Me confunde y me pone cachondo.

— ¿Te gustaría jugar a dos bandas Gianna?— Sigo sin tocarla, mis manos no la van a tocar, y ella se está acercando cada vez más. Mi paciencia empieza a agostarse.

— Bueno...— Le quito las manos de mis piernas y me levanto. No va a joder conmigo cuando tiene a otro.

— Gianna, vete a la cama o harás algo de lo que te vas a arrepentir.— Ella me mira enfadada y bien ofendida.

— ¿Estás con alguien?— Dios mío, se piensa que tengo novia y por eso la rechazo. Es que debe ser duro ser Gianna y que te rechacen, porque es perfecta. Pero como sé que solo está jugando con mi cabeza, yo también voy a jugar con la suya.

— No es de tu incumbencia.—  Me acabo la copa y empiezo a andar hacia la puerta. Gianna se me cruza y me frena el paso.

— ¿Quién es?— Me cuestiona enfadada y me pone la mano en el pecho. GIANNA CELOSA, eso sí es rompedor.

— No somos amigos Gianna, así que evita estas conversaciones conmigo.

— Ya sé que no somos amigos, solo quiero saberlo. Tú sabes con quién estoy, es justo que yo sepa con quién estás.— Su pecho sube y baja, está ansiosa y enfadada, ni en mil vidas me hubiera imaginado a Gia así por mí, después de todo.

No la beses Alessandro, no la beses, por favor... Antes de acabar mi pensamiento, Gianna me agarra del cuello de la camisa y me agacha hasta estar a su altura, hoy no lleva tacones y lo tiene jodido conmigo.

— No juegues conmigo, Gianna. He aceptado tus condiciones, serás libre de mí y podrás estar con ese hombre, pero por favor, no me provoques.— La tengo a 2 centímetros y estamos respiramos el mismo aire.

— ¿De verdad, quieres que esté con otro hombre?— Trago fuerte, porque me destroza todo lo que tenga que ver con Gianna y otro hombre.

— Después de todo, yo quiero que seas feliz y si tú eres feliz, yo estaré bien con ello.— Sus ojos se suavizan, me acaricia la cara y me susurra.

Srta.Mc MillanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora