Capítulo 18

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GIA

Estamos en el jet de Aless: él, Luca y mi hermano están en unos asientos más adelante, mientras Benelli y yo descansamos juntas. Pasan unas horas hasta que aterrizamos, primero nos dirigimos a mi casa y estoy rezando para enfrentarme a mi padre, estará muy decepcionado. Siento que siempre intento complacerlo de alguna forma, la parte competitiva que ha introducido en mí desde pequeña, hace que quiera que se sienta igual de feliz por mis logros que los de Alec aunque sé que nunca será posible.

Mi padre nos invita a todos a pasar, no pregunta por Benelli, saluda rápidamente a Aless y me pide que me reúna con él en su despacho.

— Lo has jodido, Gianna. Me has humillado ante el Don, no sabía qué decirle ni cómo salvar está situación.— Me dice bajando la cabeza.

—Padre...—No me deja acabar y me calla.

— Ahora, no puedo salvarte por mucho que lo intente, atente a las consecuencias.— No estoy entendiendo a que se refiere cuando la puerta se abre y entra Aless.

— Está todo listo, nos vamos.

— ¿Dónde nos vamos?— Pregunto mirando a mi padre y a Aless.

— A tu nueva casa. Te mudas con Aless, no podemos permitirnos otro incidente como este, y por lo visto yo no puedo controlarte, así que Aless y yo hemos llegado a un acuerdo para que te mudes con él. La semana que viene es la boda, no hay mucha diferencia en que te mudes ahora o de aquí 7 días.— Me suelta todo esto y mi corazón se encoge un poco, no pensaba que me abandonaría a la primera de cambio. Realmente pensé que mi padre me amaba, más allá de lo que pueda decir la gente, pensaba que iba a honrar las tradiciones para mí, por encima de cualquier incidente. Me siento decepcionada.

— Así que toda princesa de la mafia, tiende a tener sus tradiciones; pasar la última semana con su familia, para despedirse y prepararse, pero yo nunca fui suficiente, ¿verdad, padre?— Estoy enfadada, me han tratado siempre como un soldado más, solo que ahora no me reconocen como tal, mi palabra no vale para nada, de hecho nunca lo hizo. Siento que jamás, he tenido un vínculo fuerte con ninguno de mis progenitores, siempre he estado sola, lejos de casa y siempre obedeciendo y acatando órdenes. Nunca he sido una princesa de casa, de las que se van de compras y se pasan el día pensando en el color de sus uñas y preparándose para un hombre, no las envidio porque gracias a lo que hice soy lo que soy hoy, pero sí que culpo a mi padre por haberme enviado a Rusia, ¿para qué? Para cambiar mi vida a su gusto. Odio sentirme así, sentir que no tengo el control sobre mi vida, pasaré de obedecer a mi padre a obedecer a Aless. A eso se reduce todo mi esfuerzo, mis noches tiritando de frío en un campamento de la muerte, a eso se reducen mis días sin una sonrisa, a que mi cuerpo no se pueda mover por los nudos en mis músculos, a todo esto se reduce mi maldita vida y tiempo perdido. Me siento imponente, quiero quemarlo todo y si no fuera por la poca conciencia que tengo, los asesinaría a los dos, total, gracias a mi progenitor ya no siento las cosas por amor o cariño. Solo lealtad, lealtad que no me tiene ahora, ninguno de los dos.

— Gianna, esto te lo has buscado tú, no me culpes por tus acciones.

— Está bien, padre. Gracias por abandonarme, estoy acostumbrada.— Me duele de verdad decir estas palabras delante de Aless, me siento vulnerable, pero ya me da igual lo que vaya a pensar de mí.

Aless me está mirando, sus fosas nasales están dilatadas y cómo se le ocurra enfadarse conmigo por defenderme de mi padre, lo asesinaré mientras duerma. Decepcionada como nunca, me retiro por primera vez en mi vida sin la orden.

—Gianna...— Grita mi padre, pero lo ignoro y cierro de un portazo. Que le jodan a ese hijo de puta.

Cuando llego al comedor, veo que todas mis cosas están empacadas, mira qué bien y qué preparo lo tenían. Subo a mi habitación y abro la pequeña trampilla con cosas básicas de The7, en ella hay algunas pistolas, navajas, localizadores, tabletas, teléfonos, dinero en efectivo, un par de pasaportes falsos, las llaves de mi garaje donde guardo mis pertenencias y autos. Lo meto todo en una mochila de gimnasio y salgo. Mi madre y Sofia no están en casa, seguramente estén haciendo recados para mi boda o yéndose de compras, al menos ellas viven lo que yo no.

Srta.Mc MillanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora