GIA
Mientras Darío vuelve a coserle los puntos a Aless, el resto nos preparamos; desde navajas, chips rastreadores, armas, bombas, botas de combate, chalecos antibalas...
Preparo mis rifles en el tejado y Gatling esparce sus ametralladoras en todos los puntos necesarios al rededor del búnker.
— Aless.— Lo llamo mientras se pone una camiseta térmica que le aprieta la gasa de su pecho y encima un chaleco antibalas.— Quédate con los niños, estás debilitado y frágil, me quedaré más tranquila si te quedas.— Él levanta la vista y me clava sus ojos.
— ¿A caso no sabes que soy el carnicero de La Costa Nostra o te crees que ese apodo me lo gané jugando al escondite? Si vienen a por mí, a por ti o a por mis hijos, prefiero morir en batalla antes que sentarme a ver como me defendéis.— He visto a Aless luchar, disparar y entrenar, pero jamás lo he visto en una guerra, en acción y me muero de ganas por verlo, pero sé que la herida que tiene no está curada y eso me preocupa.
Me hace un gesto con la cabeza y me mete en uno de los baños.
Se pega a mí y me agarra fuerte de la garganta haciendo que lo mire directamente a los ojos.
— Simplemente, no te mueras Gianna, porque juro por Dios que después de ti, no existirá ser que pueda pararme, lo quemaré todo. Y más te vale demostrarme que pueden hacer estas manos.— Levanta mis manos y posa un beso en cada una de ellas.— Y... Todavía tengo que hacerte el amor y casarnos de nuevo.— Me acaricia la cara y yo no hago más que desear que me bese.— Y que no se te olvide, no he disfrutado lo suficientemente de tu voz, todavía estoy esperando pacientemente escucharte decirme lo mucho que me quieres y no pienso morir hasta escucharlo. Así que vuelve a mí, sana y salva, porque pienso poner el mundo a tus pies.— Baja su cabeza a la mía y deja sus labios encima de los míos. Es la primera vez que nos besamos sin aquel fuego abrasador, es un beso lento y significativo, siento cada movimiento y cada suspiro. Mientras me acaricia la cara se aparta y posa un último beso en mi frente y sale del baño.
Me tomo un minuto para recuperarme y salgo.
Nos hemos dividido en grupos: Mauser y M están juntas. AK trabajará con mi hermano, mientras que Colt y Darío están al frente junto con Luca y Benelli. Aless y Mauro se han unido, porque no confío en Mauro lo suficiente y es mejor tenerlo junto a Aless, y yo desde el tejado lo pueda tener a tiro. Gatling trabajará conmigo desde aquí arriba, para cubrirme las espaldas y en el caso de que la necesiten abajo, le he preparado un atajo para poder llegar rápido al suelo.
Benelli da la orden para lanzar el misil y vemos cómo el jet se destroza en el cielo y cae a cachos en el mar. Empiezan a sonar disparos a lo lejos y esa es la señal de que mis hombres ya están bajo ataque, por lo que los que logren pasar les espera una gran fiesta aquí.
Veo como entran 10 hombres en mi campo de visión y doy el aviso.
— Ben y Colt, 4 hacia vosotras. Aless 4 hacia ti. Alec y AK dos para vosotros.
— Recibido.— Me confirma Ben.
— Recibido.— Dice Aless.
— Recibido.— Afirma AK.
— Dejad al menos uno o dos vivos, necesitamos respuesta y los muertos no hablan.— Pide Aless por los auriculares.
Veo como Darío se adelanta y empieza una pelea de cuerpo a cuerpo con uno de los hombres, en pocos segundos ya le ha partido el cuerpo y va a por el segundo que está siendo pateado por Colt; antes de llegar a echarles una mano con mi rifle, Colt ya le ha volado la cabeza.
Benelli dispara a las piernas del tercer hombre, que cae al suelo y Luca lo arrastra y lo noquea con la pistola, lo ata y lo deja a un lado.
El cuarto hombre llega armado hasta los dientes, dispara a todos lados como un desquiciado, veo como una bala roza a Colt, y Darío se levanta como un demonio y saca su navaja, sin miedo, mientras Colt le cubre con balas, se acerca al susodicho y lo degolla.
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Srta.Mc Millan
RomanceTodos los derechos reservados en el Registro de la Propiedad Intelectual. Libro I de la serie THE7. Gia, siendo la hija del capo de Miami de La Cosa Nostra, regresa después de pasar una vida llena de peligro y entrenamiento en Rusia, obligada a hon...