Capítulo 64

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GIA

Me levanto en mi cama y voy directa al cuarto de los niños, Aless ha tirado un par de colchones al suelo y su cuerpo está lleno de bracitos y piernecitas, ya que los niños duermen encima de su cuerpo.

Sonrío y saco el móvil, les hago una foto y procedo a levantarlos.

Una vez todos listos, vamos al jet de Aless y el resto en el jet de Mauro o el de AK. Sicilia está muy cerca de mi isla, así que agradezco que el viaje no sea largo.

Cuando aterrizamos, cojo a Massimo, y Aless carga con Adriano y Ares. Bajamos del avión y los chicos ya nos están esperando.

— Dame uno.— Le dice Ben a Aless, que la mira con dudas en los ojos.

Sé lo que siente, no confía en absolutamente nadie, Aless tiene la mente trabajando para saber quién es la mujer que nos está traicionando, pero debe relajarse con Ben, ella crió a mis hijos, conmigo.

— Alessandro, dame a uno de mis sobrinos.— Ben se está poniendo furiosa y Aless me mira y Luca me sonríe.

Cuando asiento hacía Aless, veo como sus hombros se relajan y agradezco que confíe en mí. Le da a Ares a Benelli y vamos a casa del padre de Mauro, el es el jefe de los tradicionalistas, en su mansión se celebran todos los juicios; por lo que me comentó Aless hace tiempo, cuando Mauro herede ese puesto, se tendrá que mudar aquí y dejar Los Ángeles para su hermano menor.

La mansión es impresionante, nos reciben algunos soldados y se quedan pendientes de mí, Ben y Ak, supongo que no están acostumbrados a un juicio de la mafia italiana, donde haya mujeres.

Cuando pasamos, el padre de Mauro nos da una bienvenida bastante fría y dejo a los niños en un cuarto seguro con Ben y AK.

Aless me agarra antes de entrar al juicio y me abraza a su pecho.

— Estaré allí para ti, quemaré a todos los presentes si alguien se acerca a ti.

De las cenizas de mi corazón, resurge el fuego ardiente y el latido de mi corazón repite el nombre de Aless una y otra vez.

— Quiero que esto se acabe de una vez.

— Te prometo que acabará, y cuando esté hecho me darás más hijos.— Sonríe y me da un rápido beso.

Pasamos a una gran sala, con todos los capos ya sentados, diviso a mi padre entre ellos y a todos aquellos que conozco.

Aless toma asiento al frente, junto a Mauro y el padre de Mauro, seguidos de todos los tradicionalistas.

— Bienvenidos a todos a este juicio, quiero agradecer su tiempo y paciencia ante tal caso del que vamos a tratar hoy, vamos a juzgar a Gianna Coppola. Como ya sabrán ella fue la que trajo a Joe al territorio italiano, aun sabiendo que lo tenía prohibido y fue una orden directa no solo del Don sino además de su marido Alessandro De Marchetti, junto con Luca y Darío De Marchetti.- El apellido de mi padre, suena tan lejano a mí, que siento que esa persona ya no soy yo.

— Es Gianna De Marchetti, no se equivoque Russo, yo he venido a demostrar que mi mujer es inocente, no me falte el respeto y no a ella.— Aless me señala con la mano llena del anillo del Don y siento un orgullo diferente. La sala se queda en un silencio largo y tendido. Mauro no mueve ni una pestaña, está tranquilo en su asiento y el señor Russo, su padre, suelta fuego por los ojos.

— Padre.— Mauro habla rompiendo ese silencio ensordecedor y lo agradezco.— No olvides que Alessandro es el Don, que Dios no quiera, que él decida castigarte por su insolencia a su edad.— Oh, vaya que gran amor entre padre e hijo, genial.

Srta.Mc MillanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora