Capítulo 53

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GIA

Son las 4 de la madrugada, cuando mi reloj suena y escucho a las chicas abrir las puertas de sus habitaciones. Salgo de la cama y abro el mensaje de Benelli

"Nos dirigimos hacia la isla, Aless no nos ha dejado otra opción, sabe que somos tus amigas y que nos permitirás entrar. En una hora estaremos aterrizando."

— Buena jugada De Marchetti.— Dice AK a mi lado.

— ¿Qué quieres hacer?— Pregunta Mauser.

— No puedo hacer nada, Colt y Benelli son prioridad, debo dejarles pasar.— Asienten todas y marchamos a cambiarnos, mientras doy el aviso a mis hombres, de que dejen pasar al jet que está por aterrizar.

Estoy tomándome un café cuando oigo al jet bajar. Salimos todas juntas y todavía está todo oscuro, unos 15 minutos después aparecen dos coches que les he proporcionado para llegar a las casas. Del primer coche baja Colt, Benelli, Luca, Alec y Darío, y del segundo coche baja Aless y Mauro.

Aless no me quita los ojos de encima, llega a mí y mira a las chicas. AK lleva a todo el mundo dentro, pero Gatling se resiste en su sitio, eso hace que Aless levante la ceja y la mire con curiosidad.

— Espero que te acuerdes de que te ponías celoso de mí.— Dice Gatling con Mauser estirándola del brazo.

— ¿Yo? ¿En serio me ponía celoso de esta?— Dice Aless señalando a Gat con el dedo.

— Sí, y pensaste que me la follaba, eres lamentable.— Mauser consigue arrastrarla justo a tiempo de que suelte más locuras por la boca y Aless la mate.

— Vaya... Por tu cara, supongo que la cagué mucho y quieres asesinarme.— Me quedo mirando lo delgado que está y la manera en la que andaba cuando venía a mí.

— Bastante. ¿Dónde está Carina?— Pregunto apartando mis ojos de los suyos.

— Mmm, resulta que le dije que llegara antes de una hora, pero cambié de planes, no la quiero ver hasta saber quién es mi mujer; si estamos al borde del divorcio, si mis hijos se parecen más a mí que a ti... En definitiva, si has huido de mí, es que las cosas no estaban muy bien entre nosotros. Pero el tatuaje de mi pecho dice más que mil recuerdos.— Me quedo pensando en que GRACIAS A DIOS, que Carina no ha venido y no está con él. Ha venido a por mí, sin ni siquiera acordarse de nosotros.

— No nos llevamos muy bien, y yo igual que tú, me enteré hace poco de que tenías mi nombre tatuado.— Digo recordando de qué manera vi ese maldito tatuaje, él estaba más muerto que vivo.

Aless se acerca a mí e invade mi espacio personal y mis alertas empiezan a sonar cuando su olor choca contra mis fosas nasales. Me quedo quieta, cuando su mano sube lentamente a mi mejilla y me acaricia, dejo salir aire de mi boca y siento que ya puedo respirar.

— ¿Sabes de lo que me acuerdo Gianna?— Dice acariciando mi mentón. — Me acuerdo de la noche en la que bombardeaste mi coche y te perseguí, me acuerdo de lo que llevabas y cómo te dejé sudada y satisfecha.— Su voz es grave y los recuerdos de aquella noche vuelan en mi mente.

Los nudillos de sus dedos empezaron a descender hacia mi cuello y luego suben de nuevo y su pulgar acaricia mi labio inferior. Mi piel se eriza toda, estoy sensible a más no poder... Un suave y casi inaudible gemido escapa de mí cuando Aless aprieta mi labio.

— Recuerdo que estos...— Me pellizca el labio.— Eran solo míos.

Cuando me doy cuenta, Aless me ha desplazado a una pared apartada de la puerta.

— Me han dicho que recibí el disparo por ti, ¿qué tan mal lo hice como para darte mi vida?— Mi corazón se acelera mientras introduce el dedo en mi boca y mi lengua automáticamente lo envuelve. Aless me mira con sus ojos oscuros y su pecho sube y baja.

Srta.Mc MillanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora