Capítulo 27

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ALESS

UNA HORA ANTES

Estoy saliendo de una reunión, junto a mi padre y Luca. Estamos cruzando para llegar al coche cuando lo escucho, dos balas. Una entra en mi brazo y la otra al cuello de mi padre, tiro a mi padre al suelo y Luca se tira encima de mí. 

Cuando todo pasa, veo a mi padre sangrando por la boca y lo sé, se está muriendo.

— Véngame hijo y haz que tus hijos vayan a por toda su familia. Eres mi orgullo.— Mira a Luca y le dice.— Nunca fuiste menos, siempre fuiste el especial, aunque no me creas, te quiero mi pequeño.

— Ahora no es momento padre.— Intento convencerme viendo cómo desaparece la luz de sus ojos. Y lo siento hasta los huesos, mi viejo se ha ido.

Luca me mete en el coche y nuestros guardias recogen a padre y lo meten en otro coche. Doy la orden alta y clara por el móvil.

— Buscad, de dónde ha disparado, quiero la ubicación ya.— Cuelgo y me toco la mejilla, tengo sangre en mi cara, de mi viejo loco. Luca tiene los ojos rojos y brillantes, está aguantando. Los dos éramos cercanos a padre, cada uno a su manera, pero teníamos nuestros vínculos con él.

Tardan al menos 15 minutos en localizar el lugar desde donde han disparado, Roko me envía una ubicación y nos dirigimos allí.

Cuando llegamos, no hay nada, es una simple habitación de un edificio, nos estuvo vigilando hasta que salimos, sabía cómo hacíamos las entradas y las salidas. Eso solo lo saben pocos miembros de la familia, aparte de nuestros guardias, Luca y mi padre y yo, solo una persona sabía dónde me reunía hoy; Gianna.

Revisamos la habitación durante 20 minutos hasta que lo veo, el color de la pólvora. Color azul.

Gianna usa el color azul para la pólvora de sus armas que usa en las misiones. Las usa para que le reconozcan como la MC MILLAN, para que sepan que la que dispara es un miembro de THE7. Así empezó su fama como francotiradora.

Mi mundo está paralizado, estoy tocando la pólvora cuando Luca aparece y mira lo que veo.

— Tiene que ser un error, Aless. No te hagas esas ideas, ella no pudo haberlo hecho.

— Luca, cállate y tráeme algo para recoger una muestra.— Me trae una bolsa y recojo la pólvora.

— Aless, ella adoraba a papá, no puede ser ella.— Odio decirlo, pero mi hermano quiere mucho a Gianna y puede que le cueste aceptarlo.

— Luca, a esa distancia nadie dispara, ¿te acuerdas del francotirador de mamá? Ella no estaba en la familia.

— Lo buscamos, lo investigamos y supimos que ese día estaba en Rusia.

— Con las amigas que tiene, ¿no crees que la misma Benelli pudo borrar su rastro?— Me mira y sé que acabo de tocar una fibra sensible, sé que esos dos se han estado acercando.

— Aless, si han sido ellas, las voy a matar y enterrar profundamente en el mar.

Ni siquiera peleo, que haga lo que quiera.

Vamos a casa de Luca y comprobamos si a la hora que nos dispararon Gianna estaba en casa, y no. Había cogido su moto y se había ido, además había mandado a Savio a comprar, para despistar, que bien lo planeaste Gianna.

Nos movemos a mi mansión y sé que cuando llegue intentará entrar sigilosa, si hace eso, confirmará lo poco que aún no me creo. Efectivamente, entra por la puerta trasera y sube directa a su despacho. Baja minutos después y no creo que mi corazón pudo abrirse a esta zorra.

Cuando nos ve, se acerca a mí con cara de preocupación, solo ella sabría actuar tan bien, deberían darle un Oscar. No se inmuta cuando 50 pistolas se levantan hacia ella, ni pregunta nada. Roko ordena que deje sus armas y con una tranquilidad brutal, empieza a dejar todas sus armas. Se pone de rodillas y pone las manos atrás de la cabeza, cuando uno de los chicos intenta noquearla, lo barre y lo inmoviliza debajo de su cuerpo. Y me jode cuando mi hermano va a por ella, quiero matarla yo.

8 de mis soldados van a por ella y antes de que lleguen, ella le ha partido el cuello al que tenía abajo. Lo hace con tanta técnica que es impresionante, es una asesina a sueldo, es perfecta en su trabajo.

Pelea con 8 hombres que le doblan en cuerpo, pero cuando pensaba que iba a empezar a noquearlos, cae de rodillas y se rinde. Cuando Roko la noquea con su pistola, quiero arrancarle las manos, pero no puedo, la decepción, el dolor y la tristeza que siento, es tanta que no puedo.

La llevamos a una de nuestras casas, lejos de la ciudad, donde podamos interrogarla y que nos diga los motivos de este o estos asesinatos y sospecho que no ha trabajado sola.

Srta.Mc MillanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora