Capítulo 38

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ALESS

Ayer anoche decidí no hablar con Luca por seguir el consejo de Gianna, necesito a Darío fuera del perímetro para comunicarle toda esta información a mi hermano.

A penas he pegado ojo, Gianna me dijo que no había una oportunidad entre los dos y una mierda si le voy a hacer caso. Gia es por y para mí, volveré a ser el puto egoísta de mierda y le pediré que se quede conmigo, si lo acepta bien, si no, tengo otras cartas que jugar para que se lo vuelva a pensar... Quizá me odie por ser un monstruo, pero mejor que enfrentarse a mí si la veo de nuevo con su novio. Lo quiero fuera de su vida y me da igual lo rico que es, yo también soy rico, y no solo eso, yo tengo poder y al poder la gente le teme. Voy a joder con su trabajo hasta que deje a Gia. Así que por ahí empecé, le dejé un mensaje a Luca para que mañana investigue las inversiones en explotación de minas de diamantes.

No puedo sacarme a Gia de mi cabeza, parece que sus acciones dicen una cosa y sus palabras otra, me confunde, pero da igual, haré que me perdone.

Estoy recogiendo los informes, cuando el libro de acertijos de Gia se me cae al suelo, entonces veo cómo la contraportada tiene un doble forro. Arranco suavemente el papel que lo envuelve y se cae una nota doblada. La abro y lo primero que leo es un lista de sueños y deseos, mi corazón se calienta cuando reconozco la letra. "Deseos para cumplir en otra vida"

-Tener una cita romántica y que lleve un atuendo bonito.

-Aprender a toca el piano.

-Un beso bajo la lluvia.

-Que alguien me confíe un secreto, únicamente a mí.

-Encontrar el primer libro de la primera edición de Rebelión en la Granja.

-Compartir un tatuaje con alguien.

Cuando termino de leer, analizo cada deseo qué pienso cumplirle, esta es una señal de Dios, no voy a ignorarla. A Gianna le arrebataron de su mente la posibilidad de cumplir esos sueños, le impusieron un futuro que no quiso por decisión propia. Quiero saber, qué más desea, quiero encontrar cada cosa que le haga feliz, quiero compensarla por el simple hecho de existir.

Son las 6 menos 5 cuando entro al salón de Gia y veo a mis tres hijos con ropa de deporte.

— Hola Alessandro.— Dice Ares con cara de travieso, se nota que está entusiasmado por pelear conmigo.

— Hola papá.— Murmura Adriano con cara de mala leche, supongo que es el menos madrugador.

— Hola... emmm, no sé cómo llamarte.— Susurra Massimo tímidamente.

— Hola chicos.— Saludo a todos y miro a Massimo.— A mí me gustaría que me llamarás como Adriano, ¿a ti te gustaría?

Me observa durante un par de minutos con sus suaves ojos y Adriano le da un codazo.

— Bueno, sí, pero te llamaré papi, no me gusta llamarte como él.— Confiesa mirando a su hermano. Massimo es el más bondadoso de los tres, pero le gusta siempre marcar la diferencia entre sus hermanos.

Los tres tienen mi carácter de alguna manera; sin embargo, Ares me recuerda a mí de joven, travieso y atrevido, mientras que Adriano siento que es una mezcla de mi personalidad observadora y la independencia de Gia. Massimo se acerca muchísimo a Gia, cuando entra en confianza con alguien y me recuerda a la pureza de mi madre.

—Buenos días.— Me sorprende Gia.

— Buenos días.— Lleva una camiseta sin tirantes y unos leggings cortos. Está preciosa como siempre.

Srta.Mc MillanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora