Capítulo 23

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GIA

Ayer, cuando llegue a casa estaba tan agotada que me quedé dormida con la camisa de Aless puesta y me he despertado esta mañana con su fragancia pegada a mi cuerpo.

Cuando termino de darme una ducha caliente, escucho como mi madre y mi hermana acaban de llegar. Y no, no han venido solas. Han traído una maquilladora y una peluquera.

— Hola, preciosa, ¡qué guapa estás!— Me saluda mi madre con demasiado entusiasmo.

— Hola, mamá. Espero que hayas venido con cafeína para este día tan largo.— Sofía entra con una taza de café y me la pasa mientras le doy un beso en la mejilla.

— Te presento a Annika, hoy será tu salvadora, te pondrá más hermosa de lo que eres.— Entra Annika con sus ayudantes y me saluda.

— Bueno, empecemos con las uñas, seguiremos con el pelo y acabaremos con el maquillaje.— Joder, ya lo que me faltaba después de ayer, es que me maltraten más el pelo de lo que lo hizo Aless, me duele la raíz, pero qué dulce dolor.

— Está bien.— Me rindo ante todas.


2 h o 3 h, ya he dejado de contar los minutos que llevan estirándome el pelo y poniéndome maquillaje. Abren la funda de mi vestido y me quedo en shock, es la primera vez que lo veo... Es una preciosidad, está hecho de pedrerías, gasas, tela de encaje, un velo y una cola impresionantes. Tiene un corsé precioso, que no me dejará respirar seguramente, pero precioso.

Me ayudan a meterme en él y me colocan todas las piezas. Me ponen enfrente del espejo y me quedo embobada conmigo misma, estoy perfecta, me veo delicada y sexy a la vez. Tengo el corte perfecto para mis pechos, la cintura marcada y la cola de sirena debe ser de unos 3 metros. Mi pelo está ordenado en un moño bajo y elegante, mi maquillaje es sencillo, pero remarca todas mis buenas facciones. Hasta me brillan los ojos.

— Eres una de las novias más guapas que hemos tenido, estás perfecta.— Dice la maquilladora.

— Gracias...— Le contesto despistada.

A los 2 minutos entra mi madre y mi hermana, que será mi dama de honor, ya que así lo ha decidido padre.

— ¡Dios bendito! Estás tan guapa.— Mi madre empieza a llorar y no sé qué hacer, no me gusta el drama, así que Sofía se encarga.

— Deja de ponerla nerviosa, mamá.— Me mira y le agradezco con la mirada.— Estás preciosa y me alegro por ello, podré presumirlo durante todo el año.— Sonrío a mi pequeña y mi madre se seca las lágrimas y me pasa una caja de terciopelo.

— ¿Qué es?

— Me lo ha dado tu suegro, dice que son unas joyas familiares que han de pasar a la esposa de Alessandro y que por favor le hicieras el honor de ponértelas.— Abro la caja lentamente y veo un collar impresionante, con un par de pendientes y una pulsera a juego, es todo de diamantes y el metal debe ser oro blanco. Es una verdadera preciosidad, parecen de una reina.

—  Waw, qué bonitos.— Dice mi hermana con los ojos muy abiertos.

—  Son hermosos, te los mereces, hija, deberías agradecerle al Sr. Antonio más tarde.— Asiento y me ayuda a ponérmelos. 

— 5 minutos y sales.— Ordena Annika.

— Por favor, podéis salir todas y dejarnos un par de minutos solas, me gustaría hablar con mi hija.— Mira a Sofía y ella a regañadientes sale.

— Hija, sé que estas últimas semanas no han sido agradables las cosas entre tú y tu padre, pero por favor por el día de hoy, deja que él te lleve al altar, sin pelear. Él te aprecia y te quiere mucho.— Sé que ella está en medio de esto y al final mi madre también es una mujer que acabó en un matrimonio no deseado, pero eso no quiere decir que mi padre me quiera, es un manipulador, eso es todo.

— Está bien mamá, no te preocupes por ello.— Me sonríe y agradezco que deje de hablar de padre.

Srta.Mc MillanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora