ALESS
Veo cómo menea su culo mientras sale y estoy a un nanosegundo de sacar el móvil y grabar ese movimiento. Por el amor de Dios, estoy tan duro que si le pego con la polla alguien podría dejarlo en coma. Necesito salir de aquí y tomarme una copa urgentemente.
Mientras avanza la noche, no la vuelvo a ver hasta el momento que vuelve a iluminar el lugar con su presencia, roba cualquier mirada, las mujeres la envidian y los hombres la desea. Su mirada se cruza con la mía y esboza una pequeña sonrisa. Justo después... ¡PUM! Se escucha una gran explosión en el exterior de la mansión, todos mis guardias y los de mi padre sacan sus armas y yo automáticamente, saco la pequeña pistola de Gianna. Todo el mundo está quieto, la miro a ella y la veo sonriendo todavía, ¿Por qué mierda le hace gracia que estemos bajo ataque?
Luca aparece a mi lado y da la orden de que podemos bajar las armas, halagando que ha explotado un coche. ¿Qué?
Vuelvo a mirar a Gianna y levanta su copa disimuladamente como si fuera un brindis.
— Luca.— Mi hermano se gira a mirarme y sé que no me gustará lo que vendrá después de esto.
— ¿De quién era ese coche? ¿Y como mierda ha explotado un coche?— Mi hermano me mira seriamente y yo levanto las cejas esperando a que hable.
— Es tu Lamborghini Aventador. Tranquilízate, están buscando en las cámaras y también si había alguna bomba puesta, esto se va a poner feo si están intentando asesinarte...
— No hace falta que hagas ninguna búsqueda, sé quién ha sido. Retira a los hombres y que nadie toque las cámaras hasta que vuelva.— Me intenta agarrar del brazo diciéndome que tengo que pensar antes de actuar, pero mi mente ya está planificando una dulce muerte. Mis ojos lo único que hacen es buscarla por la sala, pero ya no está. Su familia sigue aquí, pero ella se ha marchado.
Vuelo hacia la puerta y escucho el rugido de un coche, y justo la veo a ella enviándome un beso por la ventana, saliendo disparada del parking. Salto y cojo el primer coche que encuentro, las llaves están dentro, porque nadie piensa que le vayan a robar en la casa del Don. Pues mala suerte, hoy no es ese día.
Enciendo el coche y salgo igual de disparado que ella. ¿Por qué cojones Alonzo le deja conducir? ¿Acaso no gana lo suficiente para guardias y chóferes?
Mi mente va a mil y el coche a 200 km/h.
Ella sabe que la sigo, está jugando conmigo metiéndose en callejones. Finalmente, se decide por unos muelles abandonados y entra en ellos en la oscuridad. Frena y yo hago lo mismo, escuchando como las ruedas de ambos coches chirrían, parece que se vayan a quemar en cualquier momento. Cuando escucho que abre la puerta, la sigo y la descarada me espera en su capó. Veo como su vestido se abre por el lateral y solo pienso en como la tenía encima de la mesa. CAZZO.
Cuando me acerco, tiene la poca vergüenza de hablar primero.
— Ahora, devuélveme la pistola.— Todo esto era por esa mierda de pistola, ¿en serio?
— Dime que no le has prendido fuego a mi maldito coche de medio millón por este trozo de metal.— La saco y empiezo analizarla de cerca bajo su mirada, es toda negra mate y en la parte inferior está marcado en ella 7 MC Millan.
¿Por qué tiene el nombre de un rifle francotirador en una pistola? ¿Y por qué el número siete?
—¿MC Millan? ¿Por qué una chica como tú conoce uno de los mejores rifles francotiradores?— Se le va un poco el color de la cara y la noto pálida bajo la luz de la luna, pero eso no hace que su malvada boca deje hable.
— Te la he pedido amablemente y no lo has aprovechado, voy a quemar todos tus coches y tus bienes por ella.— Tiene los ovarios más grande que he visto nunca, intento respirar para no matarla, mientras me acerco más a ella.
La agarro del cuello, acerco mi boca a su oreja.
— Hoy me has cabreado, me debes medio millón, mínimo una paja y una disculpa de rodillas.—Se estremece un poco y sube su mano a mi nuca, y hace que su boca caiga en mi oído.
— El medio millón te lo puedo tirar a la cara en menos de 5 minutos, la paja... Más te vale que tus manos sean capaces de trabajar esta noche y no me arrodillo ante nadie. Solo eres un niño que va a heredar un puesto no merecido, no me vuelvas a faltar el respeto o te juro que te arrepentirás.— He vuelto a ponerme duro, aprieto más fuerte su cuello y le corto el suministro de aire, gime y jadea un poco, pero no lucha contra mí y sé que es capaz de ello. Se mantiene dentro de esa falsa calma. No es la única que ha entrenado militarmente.
— Podría matarte ahora mismo, pero prefiero humillarte.— Aprieto su cuello y con la otra mano su hombro, la obligo a doblar las rodillas y en ese momento, su cuerpo se tensa, cierra los ojos y empieza la lucha. Me sorprende con un derechazo que esquivo de milagro, una vez me tiene echando un paso atrás, veo como levanta una patada y su tacón roza mi mejilla izquierda, entonces entiendo que está luchando en serio. Veamos que más tiene.
Me pongo en posición de lucha y en un minuto estamos en el suelo esquivándonos y haciéndonos cualquier llave que pueda existir para el cuerpo, cuando consigue posicionarse encima de mí, su brazo va directo a mi cuello y dejo que me mantenga en esa posición.
— Gianna, noto tus bragas.— Se sonroja un poco y vuelve apretar más mi garganta. Noto el calor que cubre su coño y mi polla salta en respuesta, mierda, no es el momento de esto.
— Si tienes un poco de honor o te queda algo de ello, levántate de mi polla o ponte a follártela, que llevas toda la noche provocándola.
En cuestión de un segundo, una carga eléctrica cae en mi mejilla. Sí, señores, Gianna me acaba de abofetear. La miro e intenta retirarse, pero ya es tarde. Está viendo el fuego que ha encendido en mí, la cojo de la cintura y la levanto. Una vez de pie, la agarro y la pongo en mi hombro, su vestido sube y deja al aire libre sus muslos.
— Alessandro, bájame ahora mismo. Te arrepentirás toda tu vida...— "Plas". Le doy una nalgada que me duele hasta la palma de la mano
— ¡Ay! ¿Qué coño haces?
— Te estoy devolviendo el favor y da gracias que no lo he hecho en la cara.— Llego a su coche y la pongo encima del capó. Empieza a temblar y me entra la risa, ¿en serio? Se va a poner a temblar ahora, ¿después de amenazarme y pegarme?
Le agarro las manos encima de la cabeza y bajo mis labios a los suyos, y le devuelvo el lametón que me pegó en el despacho y su ira florece aún más. Al parecer no le gusta que usen las mismas técnicas que ella usa con la gente.
Mi otra mano va a su muslo y lo empiezo a subir poco a poco. Cuando llego al tanga, lo aparto de una. Ella solo me observa, no está moviendo ni una articulación.
Sus ojos van de mi mano a mi cara constantemente y su respiración empieza a ser superficial. Cuando toco sus labios con mis dedos, casi se me caen de lo resbaladiza que está. Jódeme ahora mismo. Mierda.
Sale un gemido de ella que hace que mis oídos salten de alegría. Le brillan los ojos y no sé si es por el hecho de que la estoy tocando o se va a poner a llorar.
— ¿Vas a llorar?
Vuelve a poner su cara dura y niega con la cabeza. Le acaricio el clítoris y gime un poco más fuerte. No puedo evitar sacar la mano y llevármela a la boca. En ese entonces, veo cómo abre muchísimo los ojos y me asombra que no le inmute que la pueda matar con esta misma mano o que le vuele los sesos, pero sí le sorprende que la toque.
Su sabor explota en mi lengua y solo puedo disfrutarlo mientras la miro avergonzada.
— Gianna, todos los hombres en la sala se preguntaban si eras virgen o ya te has follado a media Rusia.— Se queda callada, así que me va a aplicar la ley del hielo
Ni siquiera le vuelvo a poner el tanga en su sitio, doy dos pasos para atrás y vuelvo a mi postura.
— Gianna no te follo porque seguramente así es como me atarías a ti.— Sus ojos están soltando fuego puro y no tengo duda en que me quiera matar.
—Y es la última vez que te doy esta advertencia, no vuelvas a molestarme.— Empiezo a irme y vuelvo a mirarla. — Ah, y me debes ese medio millón, tienes una semana.
No me hace falta su puto dinero, pero no puede irse de rositas y mujeres como ella no pueden facturar tanto en tan poco tiempo, a ver cómo se lo monta para hacerme llegar esa cantidad.
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Srta.Mc Millan
RomanceTodos los derechos reservados en el Registro de la Propiedad Intelectual. Libro I de la serie THE7. Gia, siendo la hija del capo de Miami de La Cosa Nostra, regresa después de pasar una vida llena de peligro y entrenamiento en Rusia, obligada a hon...