Capítulo 10

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***Hola a todos, gracias por estar leyendo esta historia. No dudéis en comentar lo que os gusta de cada capítulo y quería avisaros que partir de este capítulo empezará la verdadera trama. ¿Estáis preparados para la verdadera acción? Porque me muero por enseñaros lo que tengo preparado en el capítulo 11. Besos***

GIA

Lo que está pasando en mi vida, es peor que una pesadilla y esto es toda mi culpa, por abrirme de piernas a un imbécil sin cerebro. Quería casarme con un soldado de bajo rango para poder manejarlo y seguir con mis misiones y negocios, luego me vinieron con que esa opción no era suficiente. Que lo más sabio y correcto es casarme con un Capo y acepté porque sabía que estaría demasiado ocupado como para prestar atención a una esposa trofeo, eso me daría margen para actuar y trazar planes. Ahora, esto... Esto es inadmisible, no tendré oportunidad con mi trabajo siendo la mujer del Don, estaré en guardia 24/7, ah y no hablar de que seré un blanco fácil simplemente por ser su esposa. El cabrón ha venido aquí a joderme y lo está consiguiendo.

Miro los ojos de mi padre y le brillan de orgullo, cualquier Capo estaría igual de emocionado por tener de yerno al Don. Mis ojos se dirigen a mi hermano, y creo que lo que voy a hacer, lo hago más por él que por mi padre. Sé que el poder de Capo en algún momento lo tendrá Alec y siendo tan joven necesitará todo el apoyo posible.

Podría irme en una hora, desaparecer y olvidarme de que alguna vez he pertenecido a La Cosa Nostra. Podría cambiar mi identidad, mudarme a cualquier país del mundo y no encontrarían rastro ni de un pelo mío. Podría atacar a la mafia Italiana, podría huir y contarles sus secretos a la Bratva, a los Cárteles de México o a cualquier banda criminal que quiera el poder de La Cosa Nostra. Todo eso, lo podría manejar en 24h, pero sé que destruiría a mi familia, los dejaría colgando, violados y asesinados.

También podría aceptar la mano de Matteo, pero sé que la humillación a mi padre sería lo suficientemente grande como para pegarse un tiro en la cabeza. Y no hablar de que cuando se rechaza a un Don, puede pedir la mano de mi hermana pequeña y que me corten en trocitos pequeños si el poco corazón que me queda me permite darle tal futuro.

— Matteo.— Todos los ojos se dirigen a mí, pero Aless es impecable, su cara es dura, su boca firme y sus ojos de hielo. Matteo, parece que tiene esperanza en sus ojos, así que se la arranco de cuajo.

— Gracias por tu propuesta y tu tiempo, lamento tener que declinar tu oferta.— Asiente hacia mí y Aless me sigue mirando igual de duro.

— Es un honor para mí, ser la futura esposa del Don.— Me cuesta escupir las palabras. Y odio la satisfacción que explota en la cara de ese maldito psicópata.

Después de este espectáculo de mierda, Matteo se retira y me alegro.

— Alonzo, me gustaría hablar en privado con mi prometida y además quiero que mañana a primera hora estés en mi despacho junto con Alec para firmar un acuerdo y hablar de la boda.—¿Boda? Primero debería haber una fiesta de compromiso y no podemos saltarnos las tradiciones.

— Don... ¿Boda?, creí que podríamos organizar una fiesta de compromiso.— Es la primera vez que veo a mi padre cuestionar la palabra de un Don y por mucho que me duela admitirlo, me enorgullece que sea por mí.

— Eso lo hablaré con mi prometida. Te haré saber todo mañana.— Se levanta y espera que yo lo siga. Salimos de la sala y empieza a subir las escaleras hasta que lo agarro del brazo.

— ¿Qué haces? Arriba solo están las habitaciones, podemos ir al jardín, al despacho de mi padre o algún salón de la planta baja.

— Ya sé eso, quiero ver tu cuarto.— Me quedo quieta y pienso en si está todo oculto. Doy un paso por delante y hago que esta vez me siga él a mí.

Srta.Mc MillanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora