Capítulo 28

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ALESS

Estoy dirigiéndome a la habitación donde está Gianna y la abro, está con la cabeza hacia abajo, parece dormida, pero ya no me da pena. Ahora, solo siento odio por ella.

Cojo un cubo de agua fría y se lo tiro, ahoga un grito y levanta la mirada furiosa a mí, tiene los tobillos marcados por la presión de las esposas y supongo que sus muñecas no estarán mejor.

— ¿Qué hora es?— Pregunta enfadada

— Apenas llevas aquí 12 horas, ¿y ya estás cansada?

— Llevo sin beber agua 12 horas, si no piensas matarme de deshidratación, dame agua.— Realmente nadie ha pensado en que coma o beba, así me gusta, que sufra.

Abro una botella de agua y me acerco a ella, le doy de beber y toma largos tragos, cerrando los ojos. Tiene ojeras y la piel pálida, no entiendo cómo mierda me fijo en ella, después de todo.

Cuando termina, voy a cerrar la botella y empieza a vomitar, vuelvo hacia atrás, y la veo vomitar de lado, intentando no marcharse, se limpia con su hombro y me fulmina con la mirada.

— La próxima vez quizá deberías beber más lento.

Su frente está sudando y su piel se ha vuelto más pálida que antes. Paso de eso y voy a lo importante.

— ¿Te gustan los acertijos, Gianna?— Levanta la cabeza para mirarme y hay sorpresa en su cara.

— ¿Cómo sabes eso?— Intenta hacerse la que no sabe y me dan ganas de abofetearla.

Saco su libro y le se lo muestro.

— ¿Te suena de algo?

— ¿Tan bajo has caído para revisar mis cosas?— Me dice como si eso importara.

Abro el libro y leo en voz alta.

— Los acertijos, nos hicieron la vida más fácil- G.E, ¿qué significa G.E?

— ¿Para qué quieres saber eso?

Saco los dos acertijos que han dejado como regalo por las muertes de mis padres.

— Este.— Le enseño el de la araña.— Fue el que dejaron en el lugar donde se disparó a mi madre.— La miro y su cara no me trasmite nada, está concentrada en los papeles.— Y este otro.— Le muestro el de la montaña.— Lo dejaron desde dónde dispararon a mi padre.

GIA

Estoy sudando, me encuentro fatal y más mal me ha dejado Aless con los acertijos, esos acertijos solo los pudo ver una persona, esos dos pertenecen a la única hoja que me robó.

La araña y la montaña es un mensaje. La traición y el escondite, pero no sé nada más.

— ¿Vas a negarme qué esta no es tu letra?— Me grita Aless.

— Claro que es mi letra, de hecho las escribí yo. Pero llevo años sin ellas, por una vez en tu vida, créeme.— Escucho como suspira y deja todo en la mesa, se acerca a mí y me agarra por la garganta.

— Lo único que me creeré de ti, es que te desvirgué. Tu sangre en mi polla fue lo único real que tuvimos, solo eres una zorra sin honor ni lealtad, lamento mi tiempo a tu lado, al lado de la asesina de mi madre. Ojalá volviera atrás y te hubiera pegado un tiro el primer día en que te cruzaste en mi puta vida. Ahora, Gianna, piensa en todas las maneras posibles en las que te haré sufrir antes de matarte, porque te lo juro por mis padres, que no quedará trozo de tu piel que se pueda reconocer.— Con cada frase, palabra y letra que suelta su boca, rompe en mil pedazos mi corazón.

Se me caen dos lágrimas y él las ve, las recoge con su dedo y las chupa.

— Tranquila, que llorar será el menor de tus problemas. 

Se va y cierra la puerta detrás.

No sé si pasa una hora o dos cuando entra un guardia y me trae comida. Intenta darme de comer cuando me he negado tres veces. Me mete una cucharada obligada y la escupo en su cara, se levanta furioso y me da un puñetazo en la cara. Siento mi ojo palpitar y mi pómulo hincharse.

— Acércate.— Le digo, se acerca y le doy un cabezazo que lo tira para atrás. Se levanta y me da un puñetazo en la barriga que arranca de mí, un grito desgarrador.

2 segundos después, entra Aless. Estoy llorando como una niña pequeña, me duele el abdomen y estoy muy débil, ni siquiera miro a Aless cuando me doblo para meter mi barriga y protegerla.

— ¿Qué coño has hecho?— Le grita Aless al soldado, un minuto después se escucha un disparo y el hombre está en el suelo.

Aless se acerca a mí y me levanta la cabeza, por su cara pasa como un fantasma la preocupación que sentía por mí cuando enfermaba o antes de irme de misión y mi corazón se encoge. Luego me acaricia la mejilla y me aparta el pelo de la cara.

— Lo he matado porque solo yo puedo hacerte daño.— Me da un poco de agua y caigo rendida en un sueño profundo.

Me levanto con dolor en mi espalda, está Luca, Aless y Darío detrás de mí.

— ¿Qué mierda haces Aless?

Srta.Mc MillanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora