Capítulo 37

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GIA

Soy una idiota, me acabo de follar a Aless por unos malditos celos, acabo de ponerle literalmente los cuernos a Joe, porque pienso que Aless ama a otra mujer y quiero quemarlo todo. Ni siquiera sé si me arrepiento, lo odio tanto, pero tengo esa parte racional que piensa en lo que ha perdido. Aless no tuvo la misma mala suerte que yo en lo que se refiere a relaciones con sus padres, él ha tenido muy buenos vínculos familiares, ha amado a su madre y a su padre, a los dos los han matado delante de él, la sangre de sus padres aún no ha sido vengada, eso es duro para un hombre en nuestro mundo y más para un Don. No justifica nada de lo que me hizo, pero no puedo dejar de pensar que todas esas pequeñas coincidencias que le hicieron verme como la asesina, no es el destino. Hay cosas que él no sabe y yo sí, y hasta que no pueda avanzar en este caso, no podré dejar de odiarlo.

Se ha ido al baño y yo me he quedado aquí hasta que ha vuelto.

— ¿Por qué estás así Aless?

— Has conseguido lo que querías, pues ya lo tienes, sabes que no podemos volver a estar juntos y solo juegas conmigo.— Se ha vuelto a tumbar, con las manos enlazadas en su regazo.

— No juego contigo.— Realmente no estoy jugando, el sexo es el sexo y si hablamos de sexo con Aless, es un sexo supremo.

— Sabes Gianna... He pensado durante 4 años, en que fuiste aquella mujer que me arrebató todo. Cuando la verdad me dio en la cara, estuve otros dos meses intentando cambiar todos mis pensamientos. He intentado día tras día saber de qué manera pedirte unas sinceras disculpas, pero no me veo capaz, me siento avergonzado, siento que alguien me ha estado poniendo trabas y trampas desde que pisaste mi vida, pero como no logro saber quién es, solo me culpo a mí mismo. Ahora que sé que tengo tres hijos, no quiero cagarla con ellos, por lo tanto, hacer esto contigo solo lleva a que tengamos problemas y nos alejemos.

¿Soy yo o Aless acaba de rendirse conmigo para siempre? ¿Y por qué me entristece?

Cuando ve que no contesto, sigue hablando.

— Sé que ya no me quieres.— Se ríe con una voz apagada.— Ni siquiera llegamos a decírnoslo, quizá fue el orgullo o quizá fue el miedo, pero estoy seguro de que lo supiste en esos 5 meses de matrimonio, que no había cosa ni persona más importante que tú, para mí.— Asiento, porque es verdad, por eso me hizo tanto daño, creí que me amaba y después de lo que pasó, se fue todo al garete.

— Demasiado bueno para ser real.— Digo decepcionada.

— ¿Hay alguna manera en la que tú y yo podamos seguir adelante?— Me mira con sus ojos oscuros y sus cejas fruncidas, conozco esa expresión, es un ahora o un nunca más.

— No, Aless.— Digo firme. Sigo amándolo, eso no lo cambiará nadie,  Aless es un arma de doble filo, pero no estoy preparada para estar con él y no sé si algún día lo estaré.

Es la conversación más civilizada que hemos teniendo desde hace mucho tiempo y quiero que siga así.

Levanto la mirada a él y tiene los ojos sin luz, ya no queda nada de lo que fue mi esposo.

— Bien, entonces ahora que hemos aclarado todo esto, quiero que hablemos de un tema.— Me choca lo rápido que cambia de tema y que no le afecte, y me duele, no sé porqué pero me molesta. Se levanta, se viste y yo hago lo mismo.

Va a su maleta y saca una carpeta. Nos sentamos en la cama que se siente distinto a hace 15 minutos, se siente como si no nos conociéramos.

— Tengo algunos datos sobre el posible sospechoso.— Me sorprende con lo que dice y abre la carpeta y hay fotos, pruebas, números de cuentas y muchos datos. Pongo mi mente en modo profesional y mi cabeza empieza a maquinar.

Miro todo lo que tiene, voy descartando la información que ya tengo.

— Sabes quién es, ¿verdad?- Le miro cuando justo encuentro los acertijos.

— Sí, sé quién es. Es E.— le señalo la firma donde pone "G.E".

— ¿Quién es?— Me pregunta tranquilo, el Aless de antes me hubiera gritado, pero ahora me trata de una forma distinta. No sé por qué esta sensación no me gusta.

— Es el chico que te conté, el albanés, se llama Elton y tengo varias teorías sobre del porqué podría haberlos asesinado.

Srta.Mc MillanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora