Capítulo 44

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GIA

Aless está caliente en ese traje completamente negro, la barba arreglada y el pelo peinado. Es sexy y él lo sabe, pero estoy 100% segura que ni se preocupa por su imagen, sabe que no le hace falta.

Baja Aless primero, donde nos esperan todos los invitados, escucho cómo saluda haciendo un brindis, después de eso procede a comentar que tiene una gran sorpresa para todos.

Cojo todo mi coraje y bajo las escaleras, y de repente se hace el silencio. Busco a mi familia entre todos los invitados y veo a mi padre con la mandíbula tocando el suelo, mi madre con lágrimas en los ojos, Sofía perpleja y Alec serio.

No se escucha ni una mosca cuando llego abajo, junto a Aless.

— Como ya sabréis, esta es Gianna De Marchetti, mi esposa. Y si podéis deducir, no está muerta ni está repudiada. Para empezar quiero pedir disculpas públicamente a mi mujer, ante vuestros ojos. Le fallé como esposo, como compañero y amigo. La acusé de los asesinatos de mis padres, la maltraté y la marqué. Quiero que sepáis que es la mujer más leal a la familia que he conocido, su honor ha sido impecable en La Cosa Nostra. Gianna nos ha protegido más de una vez y he sido testigo de ello en el tiempo que hemos pasado juntos.— Me mira y siento como sus ojos se suavizan.

— Ahora, os presento a mis hijos— Se escuchan jadeos y la gente se mueve para poder ver bien.

Los trillizos bajan las escaleras con sus guardias, se vuelven a oír jadeos y susurros, porque es la primera vez que unos herederos son protegidos por soldados que no son italianos. Todos los ojos están puestos en ellos, siento una presión en el pecho porque no quiero que los intimiden, pero Ares toma la delantera y avanza con pasitos firmes y sus hermanos hacen lo mismo con la cabeza en alto.

Cuando llegan a nosotros se ponen delante y Aless vuelve a hablar.

— Este es Ares De Marchetti, este es Massimo De Marchetti y aquí tenéis a Adriano De Marchetti. Como dictan las normas en la familia, si son gemelos o trillizos tienen el mismo derecho a heredar el puesto. Así que aquí tenéis a los futuros Don de La Cosa Nostra.

Nadie se atreve a hablar.

— Dad un paso al frente quién vaya a jurarles lealtad.— Ordena Aless con voz firme.

El primero en dar un paso al frente es Luca, después le sigue Alec y mi padre. Todos los capos, los subjefes y los herederos empiezan a formarse en línea. Todos se agachan y les dan la mano, para después pasar a la mesa de al lado y firmar el documento en sangre. Cuando creo que todo va a acabar, llega el último capo, el señor Gabriele Leone, junto a su hijo, el próximo heredero Carlo Leone. No es el primogénito de Gabriele, ese es Kosta.

Gabriele saluda a Aless y me da un asentimiento, se agacha a los pequeños y les da la mano.

— Bienvenidos, espero que en el futuro seáis unos hombres de honor.— Se levanta y va a firmar cuando Carlo se para enfrente.

— No voy a jurar lealtad a estos niños.— Entonces su padre se gira y le gruñe cuando toda la sala se calla.

— ¿A qué se debe tu rebeldía Carlo?— Pregunta Aless, tranquilo, es lo que más miedo da: un Alessandro tranquilo. Y menos con un Leone cuando estamos dudando de Kosta, es mucha coincidencia...

— Ni siquiera sabemos si son tuyos, esta mujer huyó hace cuatro años y no supimos de ella. No juraré lealtad a ningún futuro heredero que no sea de sangre pura.

Hago un gesto a los guardias para que se lleven a los niños, ellos obedecen y se los llevan. No pienso dejar que mis hijos escuchen tonterías.

Aless aún no ha respondido, la tensión se puede cortar con un cuchillo, el silencio es demasiado y entonces, decido que no tengo por qué callarme.

Srta.Mc MillanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora