Capítulo XIII. Señora Wilson y señora Wilson

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Vermont.

- "¿Qué ...? ¿Qué mierda está pasando? ¿También hay recepción?, ¿Cómo? ¿Es que estas emparentado con la realeza o algo?"- dijo sorprendida la ya furiosa, nerviosa y molesta Jessica Rabbit, y al verlos a todos lamenté por un lado que mi diversión con cierta diva mexicana se hubiera acabado.

Me encanta ver la furia de esos ojos transformarse en segundos en fuego, para luego volver a relampaguear avisándome que mi integridad física esta más que en peligro, Sofía Martínez era los más cercano a jugar a la ruleta rusa con un arma cargada, pura adrenalina.

Pero ante esto lo que teníamos delante, Sofía no podía luchar. Ella no sabía qué representaba este espectáculo, pero yo sí, y aunque fuera mentira, me sentía derrotado, porque mis padres celebraban su triunfo sobre lo que creían que había sido una época rebelde de su único hijo, el regreso del hijo prodigo, tras siete años, de buscarse a sí mismo, volvía para cumplir con sus obligaciones con su familia.

Aunque si lo pensaba bien, detrás de esta mentira, para mí habría otro significado, uno muy doloroso, ya que yo adoro a mis padres, pero también tengo claro, que, en mi futuro, no estaba lo de ser heredero de un grupo empresarial.

Así que cuando todo esto acabe, ahora o dentro de unos años, yo volveré a romperle el corazón a las personas que me dieron la vida, por lo menos a una de ellas, mi madre, la única que probablemente nunca descubra la razón de porque su hijo regreso casado, para tomar las riendas de la empresa de la familia.

Mi padre lo sabría seguro, en cuanto pudiéramos hablar a solas, pero Margie, que era como a mi madre le gustaba que la llamen, nunca, pero nunca, lo iba a saber. Por desgracia, mi madre, la mejor madre del mundo, era de todo, menos discreta, nunca había guardado un secreto, me sorprende que mi padre mantuviera la mentira creada, de que su único hijo, trabajaba en el extranjero para otras empresas, sin que mi madre no revelara la verdad.

Miré de nuevo a mis padres, en lo alto de la escalinata, ambos nos sonreían estaban felices. Antes había molestado a Sofía, diciéndole que mi madre era muy protectora conmigo, y lo es, pero desde que le dije que me había casado y volvía a casa, mi madre paso a ser una total adoradora de Sofía, ósea Isabel. Para pensar de la primera señora Wilson, Margie, la segunda señora Wilson, Sofía, alias Isabel, había sido la única capaz de hacerme poner los pies en la tierra, y dejar ese trabajo tan peligroso, además de que la posibilidad de que Margie Wilson tuviera su deseado nieto, o nieta, ya era más probable que antes.

- "¡Joder con mi madre!, no tenemos tiempo, bueno sólo muéstrate tranquila, no te sorprendas, y no te alteres con lo que va a suceder, déjamelo todo a mí"- le dije dejando que la idea que se me acaba de ocurrir me ayudara a salir de esta.

Ya que no sólo iba a neutralizar a la preguntadera que de seguro mi madre nos iba a someter, ya podía ver desde aquí, como los engranajes de la cabecita de la primera señora Wilson, estaba trabajando a pleno rendimiento, y eso, con una Sofía tan nerviosa, podría dar lugar a más de un error, por parte de la Jessica Rabbit de bolsillo. Pero también, y esto era más, para mi propia diversión personal, esto me daba basa para continuar con mi juego de tira y afloja, que tanto había disfrutado en este viaje, con al que ahora legalmente era mi mujer.

Así que, sin pedir permiso, y sin pensármelo, bajé de la moto, me quité el casco, supervisando que Jessica Rabbit también lo hiciera, y cuando ya coloco su casco en mi siento, sin que ella lo espera, la levante en mis brazos, con un brazo en su espalda y otro en sus rodillas, como si fuera una niña pequeña, tampoco era que pesaba mucho más.

Esto era algo que seguía sorprendiendo del cuerpo de esta diva peligrosa. ¿Cómo era posible que con ese cuerpo que tenía todas esas maravillosas curvas que a un hombre podía hacerlo enloquecer, era como para pasarse varias noches de haciendo rally por su cuerpo, pesara tan poco?

El guardián de mi cuerpoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora