Capítulo XVII. La gran recepción: La llegada del heredero (parte 1).

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Vermont.

-"Lo tenemos todo previsto, Samary se ha encargado no sólo de controlar el dispositivo que llevara Sofía, sino también ha hackeado la señal de seguridad de tu casa, para grabar en todo momento todo lo que allí suceda, menos mal que convenciste a tus padres para que usaran los dispositivos de vigilancia de nuestra empresa, así es más fácil entrar en los servidores y colocarle el audio, para que todo quede grabado."- me estaba diciendo Dante, mientras espera a Jessica Rabbit, al parecer la maldita Diva, se estaba tomando su tiempo, y yo quería estar con tiempo para la recepción de los invitados, sobre todo, porque deseaba controlar la llegada de los representantes de Corneld.

- "Esperemos que esté grabado todo, esta maldita mujer está tardando demasiado, y yo deseo estar allí para cuando el presidente, o algún representante de esa empresa llegué."- dije con algo de frustración en la voz.

- "Tu mujer está siendo asesorado por la mía, para que desempeñe su papel a la perfección, y por lo que he oído y visto, cuando he pasado por nuestra habitación, cuando las tres estaban hablando, va a merecer la pena la espera."- dijo un sonriente y enigmático Smile, el otro que estaba en la conversación tres.

- "¿A qué te refieres? "- le pregunté nervioso.

No me gustaban las sorpresas, esos dos lo sabían de sobra, una de las cosas porque era policía, era porque siempre lo planificaba todo, y tenía en cuenta todas las posibilidades, nos enseñaban desde la academia a esperar lo inesperado, y aunque a veces el criminal podía sorprenderte, esa era una posibilidad que en tu mente debías contemplar.

Así que las atractivas, inteligentes, pero peligrosas esposas de mis amigos estuvieran planificando algo con mi mujer, entraba dentro de lo no previsible, y eso era algo que me ponía nervioso, sobre todo, conociendo los antecedentes de las señoras Martin y Nikolaus, y su afición por el riesgo. Si a esto le añadimos que Jessica Rabbit era una bomba de relojería, que necesitaba muy poco para activarse, nada de esto me estaba dando buena espina. Temía lo que esas tres se traían entre manos.

Mientras hablaba con mis amigos, sentir que alguien habla en susurros dentro de la habitación, y desde la terraza, miré al interior para ver quien era. Tengo que decir, que mis años como policía, y aún más como hombre, nada me preparó para lo que vi frente a mí, mirándome con esos ojos y ese cuerpo, que describían todas las maldades que esa tigresa, devora hombres, era capaz de realizar.

Me di cuenta unos segundos después que no respiraba, no podía, si lo hacia el olor de ese tentador cuerpo, mesclado de su caro, pero seguro, afrodisiaco perfume, iba a inundar mis pulmones, convirtiéndome en un puto esclavo de esa Diva de película, que acaba de salir de la pantalla, para colarse en nuestra habitación. Las manos me temblaron, y casi dejo caer el móvil que sostenía contra mi oreja.

Tal cómo iba vestida, y peor como me miraba, con esa sonrisa de mujer traviesa, que sabe algo que cualquier hombre desconoce, pero que, de seguro, desea saber, así su vida dependa de ello, hizo que perdiera toda la concentración, y me sintiera como los estúpidos lobos que salían en la película, cuando vieron a Jessica Rabbit salir al escenario.

Sólo me faltaba aullar, como un pervertido, babeando sin control, y esto último seguro que lo estaba haciendo. Para colmo mi amiguito, había decido, que mientras esta mujer estuviera cerca, estaría siempre en guardia, así que no me extrañó, gracias a la incomodidad que sentía ahora en mi entrepierna, que este maldito traidor ya hubiera tomado las armas y estuviera listo para entrar a matar o morir, por tener a esa peligrosa mujer.

- "No decías que tenías prisa, ya cogí mi escoba, recoge tú, las baba que se te está cayendo por la cara, cierra la boca, y vamos."- esos fueros, las palabras de sentencia que oí de esos carnosos, y tentadores labios, mientras la Jessica Rabbit de bolsillo se giraba, y contoneándose como las divas de los cincuenta, salía caminado hacia la puerta de la habitación.

El guardián de mi cuerpoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora