Capítulo XVI. Comienza el juego (parte 1).

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Sofía (alias Isabel).

- "¿Me das tu aprobación?"- le dije a Vale cuando estaba totalmente vestida y maquillada, mirando al móvil en nuestra videollamada a tres.

La verdad es que desde que Vermont me dijo lo que para su madre significaba una reunión entre amigos, me quedó claro que iba a necesitar del asesoramiento de mi hada madrina, Valerie Martin. Es verdad que llevaba dos semanas de aprendizaje exprés de cómo ser una exmodelo con gusto y clase, pero, aun así, recibir indicaciones de mi cualificada profesora, no me venía mal, nada mal.

Sobre todo, después de lo que me había dicho Vermont, para después desaparecer hasta ahora, y nos saber de él, ya que se fue a su baño. Habéis oído bien dije "su baño", ya que, aunque tuviéramos una sola habitación, y una sola cama, para la comprensión, incomprensible para mí, de la gente rica y millonaria, ambos debíamos tener, por lo visto, dos baños, unos para cada uno. De hecho, yo accedí al mío, a través de mi vestidor. Esto es algo nuevo que aprendí hoy, por lo visto, para a clase pudiente, compartir baño está mal, lo que hacemos el resto del mundo, en su mayoría, en casos como en una familia que tenga más integrantes, que habitaciones que hay en su casa, que tenga un sólo baño para todos, es algo fuera de lo común, al parecer para esta gente.

- "Recuerda que entre los más de cincuenta invitados que entiende mi madre que es una reunión de amigos, puede haber empresarios que trabajen o hagan negocios con Wilson Weapons Technology, entre ellos pueden estar representantes de Corneld Industries, cualquiera de ellos es sospechoso y un medio para introducirnos en esto. Es hoy cuando se inicia todo, así que debemos de representar nuestro papel a la perfección. No podemos fracasar."- me dijo serio, para Vermont nuestra misión lo era todo, y como buen representante de la ley que era, No podía fallarle ni a él, ni a mi mejor amiga.

Después de esto, desapareció en su baño y llevamos casi dos horas separados, durante ese tiempo, yo me dedique, durante la primera media hora, a disfrutar de un baño relájate, en mi enorme bañera, que tenía hasta yacusi. Mis adoloridos músculos y huesos agradecieron las agradables burbujas a presión que masajearon mi cuerpo, hasta transformarlo en un ente gelatinoso, que ya no sentía nada de dolor, ni entumecimiento.

Lógicamente, necesitaba un tratamiento de shock para espabilarme, y que mejor que pasar a la ducha helada, que me hizo gritar por el contraste, pero que reactivo la circulación en mi cuerpo. Estos trucos, sólo mi hada madrina, me los había dado.

Con esto conseguí que mi cansancio desapareciera, y que mi piel adquiera un color sonrosado, muy sano. Tras la elección del vestido, supervisado por la gran Valerie Martin, y la elección de las joyas, con su adecuado dispositivo, gracias a la inteligente y bella Samary Nikolaus, que quedó todo claro a través de esa videollamada, casi estaba lista para, como una moderna espía tipo Nikita, infiltrarme hasta donde tuviera que llegar, para acabar con los planes de los asesinos de mi mejor amiga.

-"Estas preciosa, recuerda como debes caminar, o sonreír, y recuerda también que hacerte la tonta y superficial, siempre que puedas, en especial en las reuniones, a los hombres, en especial los que por cultura, ven a las mujeres como inferiores, ese el caso de la célula Carmesí, que es de Armenia, tienen a tener una idea equivocada de las modelos o exmodelos, piensan que sólo somos objetos, bonitos sin cerebro, por eso hacen, o hablan de cosas delante nuestra, que no lo harían si fueras un hombre, u otro tipo de mujer. Utiliza eso, te ayudará"- me dijo Valerie. Yo le sonreí nerviosa, no estaba segura si era tan buen actriz para poder hacerlo.

- "Además hablas árabe, y eso es algo que ellos no saben. No debes descubrirte haciéndote pasar por un ser inteligente. Recuerda que nosotras supervisaremos todo desde aquí, y Vermont estará a tu lado para ayudarte."- me dijo Samary sonriéndome.

Yo respiré e intenté poner en práctica el método de relajación que Vale me había enseñado. Me miré en el espejo, y la mujer que vi reflejada en él, no la reconocí como Sofía Martínez, esa mujer era Isabel Wilson Y como Isabel, podía ser lo que quisiera, se lo debía Vicky, la única amiga que he tenido en mi vida, y que valiera la pena, a la que le debía mucho, más de los que nadie sabe, pero eso es un secreto que algún día contaré, cuando esté preparada.

- "Lo haré, lo voy a hacer por Vicky"- dije de nuevo, manifestando mis pensamientos en alto.

- "Muy bien preciosa, nosotras te apoyamos."- me respondió Samary con una sonrisa.

No pude responderle en ese momento, un golpe en la puerta, y unas palabras de un estúpido policía me hicieron volver a la realidad.

- "¡Eh! Jessica Rabitt, que no tenemos todo el día, termina ya de subirte en tu escoba, que nos están esperando."- dijo el idiota a través de la puerta.

- "¡Maldito gilipollas!"- dije al mismo tiempo que mis mentoras estallaban de risa.

- "Sal, estás preciosa, Jessica, con ese vestido eres la representación en vida de esa diva, que decía que "ella no era mala, sino que la habían dibujado así", así que, sal, y destrózalo, en cuanto te vea si no se le cae la baba, como mínimo se quedará sin palabras al verte, si eso no ocurre, dejo de llamarme Valerie Martin."- me dijo mi rubia amiga.

La verdad es que este vestido que llevaba se ajustaba a mi cuerpo como una segunda piel, y las curvas, de las que siempre me quejaba, lo hacían verme mucho más sexy, que cuando lo había visto colgado en la percha, era casi del mismo estilo que llevaban la esposa del famoso conejito, Rogert Rabitt, en esa película, con la diferencia que el que yo llevaba tenía la abertura de la falda del vestido detrás, no en un lado, cosa que me ayudaba a caminar, sin exponer mis piernas.

Me había peinado con mi cabello ondulado y suelto, que caía en cascada, flotando sobre mis hombros, y el maquillaje hacia conseguido que mis ojos oscuros, se vieran más enigmáticos y exóticos, finalmente, todo se conectaba con los diamantes de mi collar, que ocultan uno de los sistemas de vigilancia más modernos que la gran Samary había diseñado, y aun no estaba en el mercado.

-"A por él, guapa, te prometo que voy a grabar su reacción, y te la envió después, para que te partas de risa todas las veces que quieras."- me dijo la esposa del gran CEO griego.

Colgué el teléfono, tras coger mi bolso y guardar mi teléfono en él, abrí la puerta de mi vestidor. Por primera vez me alegré de haber tardado. En ese momento, He-man estaba hablando por su teléfono, en la terraza, y sólo yo podía verlo a través de la puerta abierta, sin que él se diera cuenta de que lo miraba. Él estaba hablando con alguien, pero yo no escuchaba lo que decía, tampoco era que oyera nada en ese momento, solo un zumbido bajo y después nada, todo quedó en silencio, al mismo tiempo que sentía que me quedaba sin aire, atragantándome con mi propia saliva, que misteriosamente inundó mi boca. 

El guardián de mi cuerpoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora