Capítulo XXXIII. Un As bajo la manga. parte 2

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Vermont.

Pocas veces me sentido tan alerta con otro ser humano como con Andrew Corneld, y soy un policía, con experiencia de muchos años en Nueva York, una de las ciudades con más criminalidad de los Estado Unidos, sobre todo en algunas zonas de la periferia.

Pero el CEO de Corneld Industries, tenía un algo oscuro en la mirada, era mi sexto sentido de policía, un instinto que me había librado de más de un problema en mi vida profesional, que estaría influyendo, pero no podía relajarme, ni bajar la guardia ante él.

Pero lo que, si tenía claro, que Andrew Corneld, no era quien decía ser. Desde que entró en mi despacho, una sensación de que mediría cada cosa que yo decía, me hizo extremar mi precaución, mientras que yo analizaría cada cosa que hacía y decía él.

- "Veo señor Wilson que su padre le ha instruido bien, ya sabe cada uno de los avances de las negociaciones."- me dijo tras exponer yo lo que conocía hasta ahora del progreso del nuevo contrato, que aún se estaba definiendo entre ambas compañías.

- "No se preocupe, años de experiencia llevo a cargo de negociaciones, aún más complicadas que esta, y la verdad con lo avanzado que lo llevan todo, prácticamente, sólo debo supervisar que los intereses del grupo Wilson queden sobre guardado"- le dije sonriendo con descaró.

Él no me devolvió la sonreía, más bien me miró fijamente como analizando mis expresiones, para finalmente sonreír de manera rígida. La verdad es que fue una visita corta, y mientras me despedía de él, acompañándole a los hasta los ascensores, me salto la alarma de protección de Sofía en el móvil.

Sin más, y con prisas, regresé a mi despacho para ver en mi ordenador, en la web de seguridad que había creado Samary Nikolaus, que era lo que sucedía.

Dos imágenes saltaron casi a la vez, una era de Samary en videollamada, la otra era de una enloquecida Sofía golpeándolo todo en el ascensor de la compañía.

- "¿Qué ocurre?"- pregunté preocupado, mientras veía como mi esposa legal, se retorcía de rabia fuera de sí.

- "No lo sabemos, algo debió de escuchar Sofía, mientras bajaba en el ascensor con el ayudante de Andrew Corneld, ¿sabes si tu esposa habla árabe?, porque él hablaba en árabe, de hecho, yo iba a ..."- la interrumpir en este punto.

- "¿Me estás diciendo que esa loca, bajó sola, con uno de los posibles terroristas que estamos investigando?, ¿Es que ella no sabe lo importante que es en todo esto? ¡Maldita sea! ... ¿Esta mujer quiere acabar conmigo?"- gruñí enfadado, mientras comenzaba a encaminarme hacia los ascensores, no me importaba lo que había escuchado o no, de nuevo esa maldita mujer se había puesto en peligro, cuando acabara esta misión habría perdido veinte años de vida, por lo menos.

- "No sabemos que provocó que se pusiera sí, Sofía activo la grabación de audio y video cuando comenzó a descender en el ascensor, y la hemos estado, vigilando desde que lo hizo, parecía entender lo que Cotton Macferson decía perfectamente, por la forma que sonreía cada vez que él hablaba, pero de repente, su cara se transformó de manera peligrosa, y si no es porque Vale la controla, hubiera saltado sobre ese hombre."- me dijo la esposa de Dante.

Lo dicho, queda confirmado, Sofía Wilson no tiene ni un gramo de instinto de supervivencia en el cuerpo, es como un maldito Kamikaze, se lanza al peligro, sin pensar siquiera que demonios está haciendo.

- "Voy a ver qué pasa, os mantendré informadas."- le dije cortando la comunicación, para llamar al servicio de escoltas del grupo, debía bloquear el ascensor y proteger a mi enloquecedora, desquiciante, y problemática esposa, hasta que yo llegara.

Baje las escaleras en tiempo récor, no tenía tiempo de coger un ascensor, agradecí mi buena forma, al ser policía, y que entrenara diariamente, porque descendí cuarenta plantas en tres minutos, menos mal que nadie me vio descolgarme por las barandillas en un arriesgado ejercido de equilibrio, tendría que mandar a Samary que hackeara las cámaras de la escaleras de emergencias, para borrar esas imágenes, nadie creería que un hombre tan habilidoso en descender sin cuerda por un edifico, fuera un futuro CEO.

Cuando llegué al piso donde se encontraba Sofía, me sequé el sudor, y salí por la puerta de acceso que daba al estacionamiento de ejecutivos. Los gritos desgarrados de una irreconocible Jessica Rabbit, llegaron a mí, y colándome entre los escoltas que hacían pantalla, para que nadie viera los que pasaba dentro del ascensor, puede ver lo que pasaba con mis propios ojos.

Ante mí una Sofia desconocida gritaba dando golpe y patadas a las paredes del ascensor, estaba fuera de sí, y sinceramente no me gusto, algo en mi corazón se resintió, no quería, ni deseaba, verla sí, sin pensármelo, me acerqué a ella, y a riesgo de mi integridad física, la abracé, ella luchaba intentando rechazarme, mientras yo la llamaba por su nombre, varias veces.

- "Tranquila, preciosa, tranquila, Sofía reacciona ya, escúchame y respira."- le dije en un susurro, en un principio se detuvo, para después, intentar que la soltara, esta vez con menos determinación.

La abracé más fuerte contra mí, poco a poco fue cediendo, mientras el dolor y el llanto se intensificaba, la apoyé en mi pecho, y levantándola del suelo en mis brazos, la llevé hasta nuestro coche, ella tenía su cara arrasada en lágrimas, pegada a mi pecho, mientras sus brazos me agarraban fuertemente del cuello.

- "¡Glen, a casa!"- le ordené sin mirar al chofer de la familia, mientras me introducía con ella en mis brazos, dentro del amplios habitáculos de la limusina de la familia Wilson.

Los primeros minutos, mientras circulábamos entre el tráfico, rumbo a la mansión Wilson, la mujer que tenía entre mis brazos, se abrazaba fuertemente a mí, mientras temblaba de forma intensa. Yo la abrazaba y acariciándole el pelo trataba de calmarla, había dejado de llorar, y de hecho sus ojos permanecían cerrados, y sus labios apretados, con un gesto rígido en la cara.

- "Estoy aquí, Sofía, recuerda que estoy aquí, y siempre estaré aquí, mientras me necesites."- le dije en un murmullo, acariciándole la cara suavemente, para que se relajara su expresión.

Poco a poco fue cediendo, y finalmente abrió los ojos para permanecer con la vista fija al frente, hacía la ventanilla trasera de una de las puertas, intentando no mirarme.

- "No sé lo que ha pasado, no te voy a preguntar ahora, pero cuando estes preparada, espero que me lo cuentes, somos un equipo recuerdas, mi deber es protegerte, y no lo podré hacer, si no me dices que te pasa."- le dije acomodándola en mis brazos.

Mientras rezaba para que esa inquietante mujer me mirara a la cara. Debía recuperase rápido, o esto no podía continuar, tendríamos que buscar otra forma para ir contra Andrew y los suyos, no permitiría que volviera a acercarse a esos malditos, si ella no se sentía segura.

- "Fue él, fue él"- le oí murmurar.

- "¿Qué te ha ocurrido, preciosa?"- le dije sujetándole con delicadeza por la barbilla para que me mirara a los ojos, su mirada estaba arrasada por el dolor, y un golpe de incomodidad en mi pecho, me hizo contener la respiración.

- "Él mató a Viki, con sus propias manos, Cotton Macferson es el asesino de Viki."- le seguridad y con que me afirmó esto, fue lo que me hizo darme cuenta de que Sofía Martínez, ahora Sofía Wilson era más de los que todos habíamos pensado, mucho más.

Otra cosa que no se me pasó desapercibida, fue que, por desgracia, el juego peligroso había comenzado para todos. Las cartas estaban sobre la mesa, y sólo nosotros sólo contábamos, con un As bajo la manga, mi esposa Isabel Wilson.  

El guardián de mi cuerpoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora