Epílogo.

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Sofía.

Han pasado dos semanas desde lo que pocas personas conocen, el posible atentado que hubiera acabado con muchas personas y buena parte de la humanidad. Todos los responsables fueron encarcelados en Guantánamo, ni quisiera saber qué es lo que están haciendo con ellos, no es falta de piedad, simplemente ellos tampoco pensaron en las personas a las que le iban a arrebatar su vida.

Todas las personas que estábamos implicadas en todo esto, hemos continuado con nuestra vida. La gente García, ha vuelto a su puesto en Nueva York, y muy pronto la conoceré, por lo que sé, ha mantenido muy especial amistad con el agente de la CIA, que la acompañó en esta misión, aunque no sé qué de especial esa amistad, ya que, por primera vez, y sorprendentemente, palabras textuales de mi marido, "Esa descarada policía mantiene un total secretismo sobre su relación con su eventual compañero".

Las familias Nikolaus, y Martin, han vuelto al completo a sus respectivas residencias en Nueva York, pronto estaremos juntos, ya que pienso seguir a mi marido a su trabajo, y buscar una universidad allí para acabar mi master.

Pero por ahora, nos hemos quedado un tiempo mientras mi marido se termina de recuperar, en Cleveland, dentro de un mes pensamos viajar a México para que Vermont conozca a mi madre, la cual está como loca al saber que su querido yerno, ha hecho todo para proteger a su hija, además es policía, algo de lo que inexplicablemente, a mi madre siempre le había gustado.

La que no está tan contenta, es mi suegra, ya que ha descubierto que todas las ilusiones que había puesto en que su hijo regresara a casa, para encargarse de las empresas de su padre, no se iban a realizar. Lleva semanas que ni nos dirige la palabra, y eso es algo que en el fondo me afecta, ya que adoro a mi suegra, es una persona que me acogió desde el primer momento.

El estúpido de Vermont lo arregla todo diciéndome, que a su madre se le pasará desde el momento en que le demos un nieto, o una nieta, pero para mí, hacer sufrir a una persona que me ha dado tanto, me es totalmente doloroso.

El padre de Vermont, por otra parte, y después de lo que sucedió con las empresas Corneld, ha decidido ser muy cuidadosos en sus futuros proyectos, Así mismo le ha pedido a su hijo, que, aunque regrese a su trabajo, de vez en cuando le echen una mano en los negocios. Todo porque justificado porque es la futura herencia de los hijos que tengamos los dos, que sean lo que quieran ser, pero que siempre tengan a las empresas Wilson para protegerlos.

Finalmente, hoy era el día en que teníamos que ir a retirarle los puntos de los últimos cortes, que el estúpido de mi marido se había hecho, en su estúpida idea de protegerme. A día de hoy eso era un tema bastante tabú, que el inteligente de He-man intentaba eludir de todas las maneras.

Siempre salía el tema de los cortes, que dicho sea de paso le hacían mucho más deseable. En plan malote, intentaba cambiar de tema, en lo en la medida de lo posible. Aunque para él era muy difícil, ya que, durante todo este tiempo, y para evitar que algún punto se abriera, no hemos podido tener esas actividades que hacen que yo, me concentré en otras cosas más interesantes, con lo cual más furiosa me ponía.

Así que, entre la tensión sexual no resuelta, y que cada vez que miro su cuerpo y veo alguna de esas cicatrices me pongo muy activa, la discusión sobre sus estupideces siempre salía en algún momento.

- "Perfecto señor Wilson, intenté que el sol no le dé en las cicatrices, porque si no se les puede marcar, use esta crema para que poco a poco, se vayan borrando, no se borrarán de todo, pero sí se pueden difuminar. Y principalmente deje de jugar con espaditas, estos son los resultados."- me dijo finalmente el doctor al que yo me había ganado como aliado, en esta lucha contra mi marido.

La cara de hastío que puso Vermont solo confirmaba que estaba harto de que le regañaran cada vez que iba a la consulta, pero yo solía animar al doctor, en muchas ocasiones, para que lo regañara.

El guardián de mi cuerpoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora