Capítulo XV. La familia Wilson. (parte 2)

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Sofía (alias Isabel).

- "¡Maldito gilipollas, controlador!"- pensé, sin darme cuenta de que mis labios habían trasmitido literalmente, lo que pensaba mi mente, y todo en un susurro que él escucho claramente.

- "Me alegra señora Wilson que se sienta tan bien en su nueva casa, que nos y corte en expresar lo que siente, pero controle esa agradable opinión que tiene de mí, al menos delante de sus suegros, déjelo para cuando estemos solos, en nuestra habitación. Deseo, más que usted, que este himpas en mi vida, pase lo más rápido posible, no estoy para discusiones familiares o maritales, y menos con una bruja arpía de lengua viperina."- me dijo aún sin mirarme, mientras caminaba por el vestíbulo de la mansión, en dirección a un enorme y precioso salón.

Yo casi no pude apreciar la belleza del lugar, mientras me tragaba la ira que había sustituido al deseo, en mi mente sólo se veían imágenes de cómo le iba hacer pagar al estúpido haberme llamado bruja arpía de lengua viperina, y cada una de las imágenes de venganza que me venían a la cabeza eran, a cada cual, más sangrientas.

Esto me hizo calmarme y sonreír, como si estuviera encantada con mi vida, y fue así cómo me preparé para saludar a mis suegros de la manera más correcta y de una vez, mientras en mi cara se observaba una sonrisa enigmática y peligrosa.

Tras las presentaciones y tras una agradable charla, donde interprete mi papel de forma maravillosa, sorprendiéndome de lo bien que lo había hecho, la madre de Wilson se empeñó en que descansáramos unas horas antes de la cena, ya que, según Margie, solo vendrían unos amigos de la familia, a recibirnos.

Tengo que decir, que estaba tan relajada que, no fui más observadora en ese momento, y se me pasaron desapercibidas las caras que pusieron los varones de la familia Wilson, cuando la señora Wilson dijo "unos pocos amigos", pero estaba tan ensimismada con la divertida y ocurrente Margie, que no me di cuenta. Pronto He-man me aclararía, lo que significaba para su madre "unos pocos amigos", y yo lo iba a comprobar en persona.

Margie nos acompañó a nuestra habitación, yo ya podía caminar mejor, y desde luego me negaba que ese hombre volviera a tocarme, ya que, seguramente, todas esas formas que había imaginado para hacerle pagar su descaro al llamarme como me llamó, querría llevarlas a cabo, incluso delante de su madre.

La habitación era una para los dos, repito una, nada de dos habitaciones. Lo sé, se lo que están pensando, porque yo también pensé lo mismo, cuando me di cuenta, soy una estúpida.

En ningún momento en mi preparación para este teatro que íbamos a representar, y así cumplir la promesa que le hice a mi amiga, se me ocurrió que debíamos dormir juntos, en una misma habitación, que, además, según vi nada más entrar en esa enorme habitación, también en una única cama, enorme tengo que decir de paso, acorde con la habitación, pero sólo era una.

No quise ni mirar a Vermont, no quería sentirme más idiota de lo que ya me sentía, sólo busqué con mi vista una opción alternativa, para no acabar durmiendo juntos, pero por desgracia esa enorme habitación, con varias puertas a ambos lados, y una gran terraza, sólo tenía, entre su mobiliario, sillones individuales y butacas, donde yo, con mi pequeña estatura, podría dormir, menos aún un hombre de casi dos metros, con un cuerpo, que, de seguro, ocupaba parte de esa gran cama.

- "Y esta es vuestra habitación, las cosas que enviasteis la semana pasada, ya están colocadas. Mira Isabel, este es tu vestidor, indiqué que lo dejarán todo de la mejor manera posible, pero si quieres cambiar algo, se lo dices al servicio, y ellos lo harán con gusto. "- me explicó mi suegra abriendo una de las puertas que había en la habitación.

Frente a mí, un enorme vestidor se abría, lleno hasta arriba de ropa de todo tipo, que yo no había visto en mi vida, todas de diseñadores elite. No sólo había ropa, maquillaje de marca, y también estaban las joyas de lujo, que Samary me había preparado con los diferentes dispositivos, y que me había enseñado a usar en mi entrenamiento. También estaba los bolsos de diseño preparados por Samary, todos de marcas exclusivas. Esa habitación era como una tienda de lujo, que perfectamente podrías encontrar en la calle más cara de Nueva York, y en cuanto su tamaño, era de la misma dimensión es del salón de la casa de mi abuela.

Si tuviera un pequeño sillón dentro, hubiera estado ideal para dormir en ella, pero por desgracia aparte del tocador con su correspondiente butaca, y los diferentes expositores de joyas y zapatos, sólo había un butacón cómodo, pero impracticable para dormir en él.

-"El resto de las habitaciones te las enseñará tu marido, espero que descanséis y os aviso esta habitación está insonorizada, y apartada del resto de la casa, por si me entendéis, así que no tengáis pena por desarrollar vuestra vida matrimonial aquí, nos vemos en dos horas."- dijo la enérgica y feliz señora Wilson, o mejor dicho Margie, que era como quería que la llamara, mientras con una sonrisa hacia mí, y un guiño hacia su hijo, cerro la puertas dobles que de la enorme entrar al habitación, dejándonos solos a los dos, mi cara era del mismo color que una manzana Red Delicious.

- "Esto no va a salir bien, esto no va a salir bien para nada."- dije al fin mientras veía como Vermont se quitaba la chaqueta de cuero, y se dirija a otra de las puertas que había en la habitación, al abrirla pude ver que, desde donde estaba, era otro vestidor con su ropa, era algo más pequeño que el mío, pero también impresionante.

- "Crees que yo estoy que salto de alegría por esto, estoy como tú, pero ya sea por una cosa o por otra, no nos queda de otra de estar los dos metidos en esto, la vida de mucha gente depende de nosotros, y me niego a fallarles a ellos, a mi familia, y a mis convicciones como policía. "- me dijo volviendo del vestidor, con una ropa en las manos, por lo visto se iba a cambiar.

Entendí a lo que se refería Vermont, yo tampoco quería fallarle a Vicky, y no lo iba hacer, así que tendría que dejar de compadecerme a mí misma, y volver a recordar mi promesa, haría lo que fuera por vengar y cumplir mi promesa, lo que fuera, hasta dormir con un estúpido He-man, con cuerpo de dios griego, que me alterada la respiración, tan solo con mirarlo. 

El guardián de mi cuerpoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora