Capítulo LVI. El enfrentamiento de la señora Wilson. Parte 2.

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Sofía (alias Isabel).

- "Me llamo Sofía Wilson, antes Sofía Martínez, y soy la mejor amiga de la persona que tú asesinaste, soy la que tiene toda la información que lleváis buscando, y soy la que tiene en su cuerpo la única arma que va a destruir vuestros planes, pero sabes lo mejor de todo, que no vas a poder hacer nada para evitarlo, mi Doilus Dey Unnur, empieza hoy y acabará mañana."- le dije haciéndome referencia a un de los grandes retos que podía hacerte un árabe, un duelo de honor.

La ira abierta en sus ojos era patente, yo una mujer, había retado a un hombre de las características de Cotton Macferson, el asistente personal de quien hubiera sido el futuro Gran Sayyid. Prácticamente será de las peores ofensas que podía recibir un hombre, y yo lo sabía.

Notaba como al lado mío, He-man se mostraba inquieto, No entendía lo que el maldito asesino y yo estábamos hablando, pero le dejaba claro que no era una conversación amistosa, ni mucho menos.

Lo hubiera dado todo para que soltaran ese hombre y poder darle una paliza, pero sabía que por mucho que insistiera el policía no lo iba a consentir, probablemente terminaría yo atada, y arrojado en el interior del auto hasta que volviéramos a nuestra mansión, para después, en nuestra habitación, aplicarme el castigo que según él creía que me merecía, por buscar siempre el peligro en cada ocasión.

- "Maldita zorra, debí acabar contigo en el momento en que te vi salir por esa puerta de las oficinas. Y pensar que me apiade de ti, e iba a hacerte desaparecer de forma indolora, maldita infiel."- me dijo rugiendo el asesino. Una risa descontrolada salió de mi boca, y acercándome a él, lo abofetee con todas mis fuerzas.

- "Haberlo hecho estúpido, ahora pagarás las consecuencias de ello, alégrate tú por lo menos vivirás cómodamente en una celda en Guantánamo, donde se envía a todos los terroristas, no sé si tu Sayyid va a tener la misma suerte."- le dije girándome para mirar mi marido.

- "No vamos, o terminaré asesinándolo."- le dije la ira me dominaba, y sabía que cuando eso ocurría tendía a cometer errores, además esto aún no había acabado, mañana terminaría todo.

- "Falta, poco Viki, falta poco, y pronto podrás descansar en paz, por habernos salvado a todos."- dije en un murmullo abrazada a mi marido, mientras regresábamos en el coche, sin darme cuenta de que él me estaba oyendo, y al escucharme, me abrazó con más fuerza.

Los agentes de la CIA se habían ocupado de Cotton y sus hombres, y lo único que quedaba saber antes de mañana era como le iba a mi alter ego, la agente Sofía y su acompañante en México, no deseaba que le pasara nada. Finalmente, mañana todo acabaría, y la Célula Carmesí, si todo iba como lo planificamos, estaría destruida para siempre.

Narrador.

Mientras esto ocurría en algún lugar de México, la agente García, y su acompañante Mason Bishop, se dedicaban a llamar la atención lo suficiente para ser perseguido por varios integrantes de la célula carmesí, cada día la gente revisaba su coche para ver si en la noche anterior le habían dejado un artefacto explosivo en él. Por su parte la agente García, se dedicaba a monitorizar, a sus perseguidores para tenerlos controlados.

Ambos hacían ver que estaban de viaje de novios, y que ni siquiera se habían dado cuenta, de qué estaban siendo vigilados. Así que era muy normal verlo caminar por la calle cogidos de la mano haciéndose arrumaco, o besándose como haría cualquier recién casado.

El día que recibieron la noticia de que se había capturado al asistente de Andrew Corneld, todo se precipitó, porque sabían que desde que se descubriera que había sido capturado la célula intentaría, acabar con todos los posibles testigos, así como planearía huir para reagruparse, ocultándose, para intentarlo de nuevo en otro momento.

- "¿Cuál es el plan, preciosa?"- le preguntó el agente especial Bishop, mientras cenaba en el restaurante, y veían por el monitor de su teléfono, que sus perseguidores, se estaban agrupando para acometer, lo que sería probablemente su asesinato.

Gracias a los inventos que le había proporcionado su jefe, Susan García había conseguido, introducir entre las ropas de sus perseguidores, gracias a la habilidad de la gente especial Mason, que se había colado en varias ocasiones en las habitaciones de las personas que los vigilaban, con los receptores de audios y vídeos, que les ayudaba a saber los movimientos de sus perseguidores.

Por lo que podían observar, seguramente se activaría en el día de hoy, el plan que llevaban días fraguando los hombres que les perseguían, que era acabar con la vida de los dos, eso era algo que ya tenían asumido los dos, su papel como señuelo, para así mantener la distracción de la célula.

- "Debemos conseguir tiempo hasta mañana, creo que lo mejor es que vayamos para que nos persigan como habíamos planeado, haciéndoles ver que sabemos que están ahí, si conseguimos sobrevivir veinticuatro horas, creo que lo habremos ayudado a ellos a desactivar todos los misiles."- le dijo Susan, recurriendo a todas las fuerzas y profesionalidad, que tenía adquiridas por su trabajo, muchas vidas estaban en juego, y ella no podía fallarles.

- "Una cosa preciosa, si por lo que sea no volvemos a encontrarnos en el punto que acordamos, tienes que saber que te encontraré, aún tenemos algo pendiente, recuérdalo, pronto iré a buscarte. Así que sobrevive, sobrevive para pagarme lo que me debes."- le dijo el detective Mason, haciéndole que la agente se ruborizara.

Durante estos días, la relación de estos dos se había fortalecido gracias a la situación en la que se encontraban, provocando que la atracción que había entre ellos creciera, ninguno había hecho nada para dar el paso, más de que algunas caricias y algunos besos tontos que se podían provocar en su papel de recién casados, pero hasta ahí, y no porque no lo desearan, sino simplemente porque en cierta forma sabían que si daban el paso, podrían quedar marcados, todo lo que le rodeaba era muy artificial, y su corazón podría confundirse con sentimientos y deseos que no eran reales. Pero el saberse, que uno podría morir, defendiendo al otro o simplemente si se separaban nunca volverían a verse hacía que un dolor muy agudo se instalará en el corazón de ambos.

La agente de García asintió, y levantándose con la intención de ir al baño, dio inicio al plan que había confeccionado, en teoría, consistía en que se separarían en el restaurante, para separar a sus perseguidores, y luego al día siguiente se reunirían en un punto que ellos habían previamente previsto, donde otros agentes les esperaban.

Habían decidido separarse para poder conseguir atraer a la mayor cantidad de perseguidores posibles, y al mismo tiempo llamar la atención de una posible huida, así conseguirían darle tiempo, a que sus jefes hicieran su trabajo, sin llamar mucho la atención.

De esta manera, mientras la gente García se colaba por la ventanilla del baño para huir en la moto que le esperaba fuera, que previamente Mason había dejado aparcada allí el día anterior, el agente especial Mason Bishop, conseguía salir por la puerta trasera de la cocina, para acercarse a su coche, que había sido vigilado por dos de sus cinco perseguidores.

Fue así como la pareja se separó, atrayendo la atención sobre ellos, cuando a la oficina del grupo Cornell llegó el aviso, de que esos dos habían huido, se dio la orden de que los buscarán, y los aniquilarán, porque muy probablemente, eran ellos los que tenían la información que ellos llevaban buscando.

Nada hizo sospechar, que esto era un truco, para la verdadera misión que se iba a llevar a cabo al día siguiente, todos estaban preparados, lo único que extrañaba al CEO de Corneld, era que no sabía nada desde hacía unas horas de su ayudante, y esto comenzó a inquietarle. Por un segundo Andrew, quiso llamar a su padre para decirle que quería abortar la misión, muchos pequeños detalles que él no había contemplado desde un inicio, estaban sucediendo a la vez, y a él no le daban buena espina, pero, por otro lado, estaban tan cerca de lograr su objetivo, que por mucho que intentarán detenerlo, siempre podría activar los microchips desde su almacén que se encontraba en la zona este de Estados Unidos. A diferencia que el plan inicial, no tendría tantas bajas, pero sí sería un golpe muy duro al corazón de ese maldito país infiel y asesino.

Solo por esto, Andrew, decidió seguir con su plan, mientras fabricaba un plan alternativo de huida al día siguiente, donde pensaba llevarse consigo a la deliciosa señora Wilson.

- "Nadie impedirá que la Nahaei, se lleve acabó, es decisión de Ala, y se debe cumplir."- dijo el CEO en voz alta, para a continuación, preparase para rezar, y así mantenerse puro para el castigo que se le había encomendado. 

El guardián de mi cuerpoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora