Capítulo XXVII. Helen Goodman conoce al señora Wilson.

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Sofía (alias Isabel).

-" ¿Cómo que no hace falta pedir cita para hablar con mi prometido?, ¿quién demonios te crees que eres? Lo que faltaba, todas las zorras son iguales, como los carroñeros, huelen el dinero, y viene corriendo."- la verdad es que cuando oí a la señorita de sociedad, no quise enfrentarme a ella, pero nadie me llama carroñera, y menos zorra, además tenía demasiada prisa para aguantar las pataletas de la barbie prostituta. Así que opté por la vía rápida, aunque después de lo que ocurrió, la verdad fue que me arrepentí, a lo grande.

-" Pues, si no estoy equivocada, soy Isabel Wilson, la esposa de Vermont Wilson."- puedo jurar que durante unos segundos todo quedó en silencio, como si las personas que me rodeaban, que no eran pocas, por encima un total de siete, incluyendo a la barbie prostituta, se hubieran quedado mudas.

Estaban como analizando lo que yo acababa de decir, sin podérselo creer, así que la indignación sobre todo de la rubia de clase alta, no se hizo esperar.

-"¿Qué has dicho zarrapastrosa advenediza?, ¿Qué eres la mujer de quién?, jajaj estos si que es nuevo, había visto trepadoras inventaban excusas originales, pero es que tú te llevas la palma."- me dijo haciendo que las otras mujeres y algunos hombres del personal de Wilson Weapons Technology, me miraran con burla, mientras criticaban mi actitud, por lo bajo.

Lo que no se esperaba la Barbie prostituta, es que yo no fuera del tipo de mujer que cuando me ofenden, se queda callada y se intimida, más bien soy de las que terminan arrastrando, a quien me ofende, por los suelos, agarrándola de los pelos. Pero primero, iba a optar por una defensa de mi persona, más dialogante, iba a recurrir a mis conocimientos de diplomacia, antes de optar en dejar a la rubia calva.

-" ¿A quién tengo el gusto, o el disgusto, de oir tales ofensas?"- pregunté cruzando los brazos mientras apoyaba mi cuerpo, con los brazos cruzando delante de mis pecho, contra el mostrador de recepción, en una clara pose de aburrimiento.

La verdad era que podía resolver esto perfectamente llamando a Vermont por teléfono para que bajara recepción, y que todo quedaría zanjado, mientras veía enrojecer de furia y vergüenza a la barbie prostituta, como solía pasar en las películas , y en los telefines que veían mi abuela y mi madre, pero yo me negaba a ser defendida por Vermont, soy lo suficiente orgullosa, y tengo la suficientemente autoestima, como para poner la barbie prostituta, en su sitio, y sin despeinarme.

-"Estas hablando ni más ni menos, con la prometida de Vermont Wilson, Helen Goodman, hija del senador Goodman. He sido su prometida desde hace diez años, mucho antes que fuera a trabajar en esas multinacionales fuera del país, y ahora que ha vuelto, nos casaremos. Así que deja de mentir, zorra diciendo que eres su esposa, todo el mundo sabe que yo soy su prometida."- no pude evitar reírme, por la información que acaba de recibir, mientras un murmullo de indignación se oía en el vestíbulo, ante mi actitud.

-"¿Así que esta es la prometida de Vermont?, que gracioso, si este era, o es, su gusto en mujeres, una Barbie plastificadas, con más boca que cerebro, es normal que huyera como alma que lleva el diablo a Nueva York, para hacerse policía."- murmuré entre dientes, cosa que noto la rubia que me miraba con una pose de sentirse superior.

Varias cosas me hicieron darme cuenta de que, o bien esa rubia estaba delirando y se había montado una película, que había hecho creer a todos, o Vermont no consideraba a esta estúpida tan importante como para revelarle su verdadero trabajo. Porque yo tenía claro que, tras la afirmaciones de esta idiota, que ella no sabía la verdad que había detrás del heredero Wilson, ya que él siempre me había dejado claro que, cuando acabara la misión, Vermont volvería a Nueva York, y yo estaba segura que la Barbie, hija de un senador, no va a querer ser la esposa de un sargento de policía, eso ni de coña.

El guardián de mi cuerpoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora