Narrador:
- "Señor ya está todo listo, el almacenamiento de los misiles se ha realizado con éxito. A partir de la semana que viene comenzará el reparto hacia los diferentes hilos así que estamos a pocos días de conseguir nuestro objetivo, nuestra gran venganza se acerca."- le dijo uno de sus colaboradores a Andrew Corneld.
- "¿Se sabe algo de Macferson?"- preguntó de nuevo el CEO de Corneld.
Hacía más de veinticuatro horas que no sabía nada de su asistente, y eso era algo más que preocupante, muchas cosas podían irse al traste, si lo que él suponía, se estuviera llevando a cabo.
- "No, Sayyid , aún nada"- dijo agachado la cabeza el jefe de sus escoltas, y segunda mano derecha de Andrew.
- "¿Se puede saber qué es lo que estáis pensando?, necesito que lo localicéis, pero ya, pagamos millonadas por tener informantes, ¿y nadie me puede decir nada?, asegúrate que encuentren a Macferson, y si no elimínalos a todos, no necesitamos a personas tan incapaces en la célula."- sentenció Andrew Corneld.
- "Se hará como deseéis, Sayyid."- dijo este último haciendo una reverencia.
Para el CEO, que no había llegado hasta ahí sin ser demasiado inteligente e intuitivo, sabía que algo estaba mal, algo no cuadraba en todo esto. Llevaban años y años organizando este golpe en el corazón de los asesinos infieles de su pueblo. Y era totalmente imposible, que nadie supiera nada de lo que estaba ocurriendo.
Cogió el teléfono para llamar al responsable de la misión que se le había encomendado para localizar a Sofía Martínez. Ese ha sido el único error que había cometido, el del no localizar al responsable que tuviera la información que había robado Vicky Milton, de las instalaciones de Corneld. Y su instinto le decía que algo tenía que ver con todo esto, algo que podía explotarles en cualquier momento.
- "¿Sayyid?"- le dijo el jefe del equipo que había enviado a localizar y a eliminar a Sofía Martínez, además de buscar la información que de seguro ella llevaba encima.
- "Cuéntame ¿qué ha pasado?"- preguntó Andrew.
Desde la última vez que comuniqué a su asistente, hemos tenido que dividirnos para localizar tanto a la mujer como al hombre, ya que ahora no sabemos quién tiene la información que busca. Si me permite decirlo señor, esta pareja no es cualquier cosa, nos han detectado en varias ocasiones, y en su huida, son muy efectivas, saben cómo hacerlo para despistarnos. ¿Está segura de que es estamos persiguiendo verdaderamente a la Sofía Martínez y a su esposo?, porque llevo años trabajando en esto Sayyid, y desde ya le puedo decir que estas dos personas son profesionales."- las palabras de uno de sus hombres le hizo temblar.
Esto confirmaba más su teoría de que algo estaba pasando, algo muy peligroso.
- "Gordon, prepara mi coche no acercaremos a los almacenes Wilson, tengo que comprobar si todo está correcto."- anunció el CEO mientras se ponía la chaqueta.
En el trayecto a los almacenes se le hizo eterno, pero más aún al ver el refuerzo de seguridad alrededor de los almacenes, era cierto que al ser un almacén del Gobierno estaba fuertemente fortificados y vigilados, pero desde luego controlar a kilómetros de la puerta de acceso al almacén, donde cada persona tenía que acreditarse para pasar, solo confirmaba más su teoría de que había gato encerrado.
Ordenó a sus hombres que dieran la vuelta, no creía que fuera factible que su nombre saliera en algunos de esos controles, ya que lo único que conseguiría, es que, si lo estaban buscando, lo localizaron con mayor facilidad.
- "Debemos regresar y coger nuestras cosas, que tengan preparado el jet, creo que vamos a tener que huir Armenia, por desgracia creo que nos han descubierto."- sentenció el CEO mientras cogía el teléfono para organizarlo todo, no pensaba irse sin tener por como mínimo una mini victoria sobre sus infieles.
- "Necesito que localicéis a la señora Wilson, que la capturé y la traigáis a mi lado, en dos horas Cleveland, y todas las ciudades a su alrededor, así como casi toda la costa este de Estados Unidos, va a desaparecer."- fue la sentencia de muerte que dictó Andrew Corneld antes de colgar el teléfono.
Lo que desconocía el gran Ceo, es que desde hacía ya hora y media, Sofía Wilson se había dedicado a pasearse, por los diferentes pasillos, donde estaban almacenados los misiles, algo curioso pasaba cada vez que ella se acercaba alguna de las cajas donde estaban guardados los misiles, los habían conectados todos previamente, para que tuvieran la electricidad suficiente para reaccionar con el dispositivo que tenía la mexicana, implantada en su brazo, lo extraño como había comentado, era que cada vez que se aproximaba a esa caja, todos los misiles que estaban encendidos, sufrían una sobrecarga y automáticamente se apagaban soltando un humo oscuro.
Todo esto lo hacía siempre acompañada de su esposo, y de su gran amiga Samary, al ver que el misil era desconectado, Vermont abría el misil, y Samary buscaba entre sus componentes el microchip que había sido anulado y quemado, por el implante que tenía la señora Wilson en su brazo.
En esa hora y media prácticamente habían desmantelado, el treinta por ciento de los misiles que tenían almacenado. No podían apresurarse mucho, porque si el dispositivo implantado en la señora Wilson, como analizó Samary Nikolaus en la información le dio Sofía, que recibió de su mejor y difunta amiga, cada hora y media se tenía que descansar para que él implante no se calentara, generando grandes heridas y descargas en el cuerpo de su portador.
Justamente eso estaban haciendo en estos momentos, descansar para evitar el sobrecalentamiento del dispositivo en su brazo. Si los cálculos no fallaban, en 5 horas tendrían desmantelado los misiles, con lo que no contaban, fuera que en la red oscura de la célula se activase, con información que tendrían que apresurarse o cometer alguna locura.
Samary había hackeado y activado los mensajes de la red oscura directamente con su tablet, así que cada vez que salía alguna información importante, que estuviera relacionada con Andrew Cornell o sus allegados, saltaba directamente en su tablet. Lo primero que avisó de lo que iba a ocurrir fue el grito que dio, la atractiva e inteligente exmodelo, cuando al saltar un pitido en su tablet, la miró, mientras el resto descansaba.
- "¡Oh dios!, no tenemos tiempo, en dos horas todo esto va a explotar."- gritó Samary, alertando también a su marido que se encontraba en la oficina del almacén supervisándolo todo con la CIA.
Le pasó la tablet a su amiga Sofía para que confirmara que si lo que había traducido su traductor era correcto. La cara de la señora Wilson al leer, lo que ponía el mensaje solo confirmó las peores de las expectativas.
- "No solo pone que en dos horas todo esto va a explotar, también ha mandado a localizarme para llevarme con él, podemos correr el riesgo, de que todo esto se descubre antes de tiempo, y decidan activarlo todo de golpe, sin darnos tiempo a nada."- dijo Sofía Wilson confirmando los peores pronósticos.
Esposo de la mexicana cerró los puños y apretó la mandíbula, tenía que hacer algo lo antes posible para conseguir tiempo, y que su esposa pudiera terminar de desmantelar el resto de los misiles.
- "Solo hay una forma, y es darle a Corneld lo que quiere."- dijo Vermont Wilson, y todos se quedaron mirándolo, pero solo dos personas entendieron, lo que el policía quería decir, que con sus miradas confirmaron que, se sacrificarían con él.
No había vuelta atrás, la suerte estaba echada, o conseguían más tiempo para que esos misiles se desactivarán, o sus mujeres y sus hijos y el resto de las personas que vivían en la costa este de Estados Unidos, perderían la vida. Qué otra decisión podía tomar.
Smile y Dante, sabían que su mejor amigo se iba a negar a que ellos le acompañarán, pero había una cosa que también sabía Cops, que no eran sus mejores amigos por nada, sino porque eran igual de cabezotas que él, cuando la decisión la habían tomado, no se iban a volver atrás.
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El guardián de mi cuerpo
RomanceCuando Sofía regresa a la casa que compartirá con su mejor amiga, después de un día de trabajo de un turno doble en el restaurante italiano de Gios, al que había ido directamente al regresar después de casi dos años, desde México, donde vivía con su...