Keyla
Terminé de cerrar el sobre de la carta que enviaría a mi hermano con la esperanza que esa vez la recibiera a tiempo; hacía ya un mes que la guerra entre Odneltter y Frizroyen estalló y el enviar cartas era la única forma de comunicación que teníamos. Según la información que mi hermano me había dado, éramos superiores en la guerra y a la hora de luchar, el único problema que había era que Odneltter siempre se adelantaba a los pasos del rey por lo que empezaban a sospechar que había infiltrados en el reino —en el palacio más que nada—. No sabíamos cuando terminaría eso, pero de lo que si estábamos enterados era que no lo haría pronto.
—¡Keyla ya vámonos!
El grito de Meredith me sacó de mis pensamientos, haciendo que saliera de la habitación de una vez por todas. Sin responder salí para así dirigirme a la sala en donde ella me esperaba.
—Keyla, por favor no nos dejes en vergüenza —pidió.
—¿De qué hablas?
—Hermanita, tú eres muy lengua suelta y a veces no es muy oportuno.
Pese al tono sarcástico que usó puse una sonrisa; mi hermana tenía razón, en lo largo de mi vida nos había metido a ambas en problemas porque no pensaba lo que decía.
—Atira, Meredith, no se olviden de las galletas —gritó mi abuela desde la cocina.
—Ya nos vamos. —grité a modo despedida. Luego de tomar las galletas que estaban colocadas en la mesa.
—Con mucho cuidado mis niñas —respondió ella.
El camino hacia el palacio me resultó un tanto tedioso, pero añoraba ver a Jacob; el cual cumplía años hoy, según Meredith la reina había contactado con ella para invitarnos a su pequeña celebración, yo no le creí hasta que recibí esa llamada de Jacob quien casi me promete todo un reino con tal que asistiera a su reunión. Meredith por otro lado iba mucho más tranquila; según la información que me dio el mismísimo cumpleañero en sus visitas de Meredith al rey solo se habían encontrado un par de veces y habían hablado; por lo cual estaban en mejores términos.
Al llegar al palacio nos recibieron unos hombres los cuales nos llevaron uno de los jardines del palacio, donde según él ya se encontraban todos.
—Atira —gritó el príncipe al verme.
Le sonreí fingidamente sin preocuparme el que se diera cuenta de mis intenciones verdaderas, al final sí se dio cuenta, pero solo soltó una carcajada provocando que todos lo observaran raro. A mi vista llegó Jacob —o eso creí—pues no se parecía nada a él, tenía su cara, sus expresiones y todo ese rollo, pero usaba camisas super elegantes, su parado ya no era el de siempre, caminaba con elegancia, ah y también había cambiado de peinado, aunque le sentaba bien ¿para qué mentir?
—Hola. —saludó plantándose frente a mí.
—Wow —susurré.
Él soltó una risita que llamó la atención de todos, incluso de los que decidieron ignorarnos a mi hermana y a mí cuando entramos.
—¿Feliz cumple años a mi? —preguntó divertido.
Sacudí mi cabeza eliminando cualquier asombro que pudiera tener en la cara y le sonreí antes de traerlo a mis brazos.
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RUMBO A LA SALVACIÓN DE UNA MONARQUÍA.
RomanceKeyla odia la monarquía. Keyla no piensa las cosas antes de actuar. Keyla odia el desinterés del rey. Keyla detesta a todo el mundo. Keyla odia la guerra. Keyla no quiere saber de nadie que no sea su familia. Pero...entonces ¿qué hace...