Capítulo 30

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         —Venga Key, acompáñame —rogó una vez más Cler.

—No puedo, el señor Fonseca me pidió terminar el ensayo de mañana y no me llames Keyla, recuerda que nos cambiamos el nombre.

—Bien, bien, Aitana —espetó.

—Es poro nuestro bien Cler.

—No te estoy reprochando nada.

—Lo haces con la mirada.

—Dios Keyla deja la paranoia, tú no tienes la culpa.

—Sabes que sí.

—No peleen —el gritó de la abuela llego a mis oídos.

—Nana, Keyla no me quiere acompañar.

La escuchamos llegar a nosotros en silencio, al verla noté su ceño fruncido.

—Cariño, no puedes solo trabajar, ve y tal vez te encuentres a alguien para que pases la noche. —dijo. Luego de guiñarme un ojo.

—Eso es lo que te pasa, necesitas sexo —vociferó Cler con una sonrisa.

—Yo en mi juventud —comenzó la abuela.

—No, no, no me apetece hablar de eso con ustedes —la interrumpí.

—Pues ve, así tienes material para nuestras exitosas platicas —se burló la abuela.

Accedí a regañadientes y con la ayuda de Cler busqué lo más bonito que encontré en el closet y me lo puse, al final terminé con una falda y un top muy ajustado.

—Creo que me crecieron los pechos —me queje.

—¿Qué eso no está bien?

—Para otras sí, para mí no, cada uno ama su cuerpo a su forma.

—Yo opino que embarneciste.

—No dios, no por favor.

—Oye, muchas desean eso —se quejó mi primo.

—Yo estaba bien con mi cuerpo.

Cler me revisó con ojo crítico de pies a cabeza asintiendo en el trayecto.

—Sí, tus caderas están un milímetro más anchas —confirmó.

—Nooo.

—Ay no seas exagerada, a los chicos del trabajo les gustarás.

—No quiero gustarles.

—Eres una pesimista princesita, si yo pudiera me ofrecía como tributó.

Observé de nuevo su sonrisa forzada que ya era prácticamente parte de él.

—¿Por qué no lo intentas de nuevo? Conoce a otras personas.

—No me quiero volver a enamorar —admitió.

—Pues no lo hagas, solo diviértete.

—Alguien está dando concejos y se está quedando sin ellos.

—Cler, sabes a que me refiero.

—El corazón no se cura tan rápido Keyla.

—Lo tengo en cuenta.

No volvimos a tener información de la monarquía, excepto por el rumor que salió en los periódicos, el cual decía de las sospechas de alguna relación alguien de otra monarquía con el príncipe de nuestra nación, Cler no salió de la cama en toda esa semana, mientras la abuela y yo lo animábamos.

RUMBO A LA SALVACIÓN DE UNA MONARQUÍA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora