Capítulo 14

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         —¿Hola?

—Pensé que no respondías —respondió Jacob del otro lado de la línea.

—Yo pensé que te habías olvidado de mí —reproché.

—Lo siento he estado ocupado —mintió muy mal.

—Jacob, soy... o era tu mejor amiga, te conozco cuando mientes.

—No te enojes, enserio lo siento es solo que yo...

—¿Por qué me besaste? —pregunté si pensar la duda que llevaba atormentándome bario tiempo.

—¿Te molestó? —preguntó titubeante.

—No... es decir, quedamos en algo Jacob, como amigos, no crucemos esa línea por favor.

Su llamada me tomó de imprevisto, pero al mismo tiempo me alivió el saber que estaba bien, lo que seguía dejándome sin dormir era sus motivos de las acciones que tuvo el ultimo día que nos vimos.

—Lo siento Keyla, fue un impulso, es solo que con los cambios que he tenido y las asesorías... todo esto me está volviendo loco.

—A la próxima trata de contármelo y no actúes por impulso.

—¿Me estas dando un consejo de impulso tu a mí? Eres la persona más impulsiva que conozco Keyla —intentó bromear.

—Hablo enserio Jacob.

—Lo siento.

Casi después de cinco minutos en la llamada pensando en el simple hecho que revoluciono mis pensamientos lo escuché hablar.

—Supe que estuviste en el castillo.

—Sí... tu hermano me mando a llamar.

—¿Mi hermano?

—Ya sabes el famosísimo rey de la nación, debo decirte que es un total idiota descortés.

Escuche ruidos el otro lado de la línea, pero no me importó, tenía que desahogarme si no terminaría por ahogarme en las maldiciones que le aventaba al rey todas las veces que recordaba sus desplantes.

—Keyla...

—No, déjame terminar, el dichoso rey me citó y cuando estuve ahí me hizo esperar horas, ni siquiera se ...

—Keyla lo mejor...

Noté que la voz de mi amigo parecía nerviosa, sin embargo, no paré.

—No puedo creer que una persona así sea hermano de gente como tú y Itkan...

—Gracias —se escuchó una voz que ya conocía.

—¿Qué? —susurré sintiendo mi sangre abandonar mi cuerpo.

—Que gracias, supongo que eso fue un alago —respondió Itkan quien se escuchaba a lo lejos.

—Keyla —intervino mi amigo con voz baja.

—Aunque a Hades no le ha gustado tu opinión ya se enojó —informó nuevamente Itkan.

—Mierda —susurré sintiendo el corazón subirse a la garganta.

Antes que lo pensara dos veces ya había colgado, no sé si fue una buena decisión, pero la vergüenza de hablar mal de otras personas me jodía demasiado.

RUMBO A LA SALVACIÓN DE UNA MONARQUÍA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora