Capítulo 5

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—¿Eso quiere decir que irás al baile? —preguntó mi hermana.

—Gracias dios —dramatizó mi primo.

—No puedes, no hay vestido para ti —intervino Carmen.

—Jacob se encargará de eso —les informé.

Mi hermana me recorrió con la mirada acusatoria mientras yo trataba con todas mis fuerzas no echarme para atrás, no me gustaban los eventos de la corona, tenía una especie de repulsión a la monarquía, pero necesitaba ayudar a mi amigo.

—¿También asistirá? —preguntó Meredith con el enojo bombardeando sus orbes.

—Claro.

La  tensión de mi hermana era visible, todos en la sala lo notamos y no pude sentirme más culpable.  

—Hermosa, tu estarás ocupada con el rey, ¿lo recuerdas? —intervino Carmen en un intento de burla.

—Lo recuerdo perfectamente —exclamó mi hermana como si se tratara del mayor logro en su vida.

—Entonces el plan es hacer que se quede sola con el rey —aclaró Alana.

—Por supuesto, ella hará el resto —incitó Carmen.

—Niñas, es tiempo de ir a arreglarse, se hará tarde —gritó mi tío desde la cocina.

Las tres corrieron a sus habitaciones mientras yo y Cler nos quedamos en la sala, casi  boquiabiertos no cabía duda que en ocaciones las personas hacen muchas cosas por un hombre.

—Bueno, me alegra tener con quien criticar los vestidos de la gala de hoy.

—Sí, deséame suerte, no sé qué pasará con Jacob — dije nerviosa.

—No la necesitas, estaré cerca si me necesitas.

—Gracias.

—No, no me des las gracias, te toca invitarme a comer.

Listo.

—Eres un abusivo.

—Mañana dejaras de verme, así que aprovéchame —se ofendió.

—Regresaras pronto.

—Aún no está decidido.

—Pensé que mi tío tenía todo arreglado.

—Mi madre no ha dado su visto bueno, invertir en este lado del país es decisión suya.

—Que la decisión que tome sea la que más te convenga.

—Ojalá y sí.

Cler agito mi cabello como cuando éramos pequeños y sentí ese cariño que siempre nos habíamos tenido.

—Te voy a extrañar princesita.

—No nos pongamos sentimentales, eso no me va.

A pesar de mis intentos porque él no se acercará más, lo hizo abrazándome, puso los ojos en blanco para después volver a revolver mi cabello. Luego de eso fue a prepararse para ir al dichoso baile.

Yo por mi parte no quería ir, pero lo había prometido así que lo único que me quedaba era asistir, pronto decidí irme a arreglar, ni muy extravagante ni muy simple, ese era mi lema siempre. Planché mi cabello que normalmente era rizado y me hice un maquillaje muy sencillo.

RUMBO A LA SALVACIÓN DE UNA MONARQUÍA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora