Capítulo 22

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         Me dolía el cuerpo y mis horas de sueño no fueron suficientes; eso fue lo primero que pensé el día siguiente al abrir los ojos, habíamos llegado al palacio en la mañana, por lo que Armen nos sugirió que tomáramos el día para descansar, pues él así lo haría. Le tomamos la palabra arrastrando los pies a mi habitación, le sugerí a mi primo que se quedara en mi habitación y evitara la fatiga de irse a la propiedad en la que se quedaba.

—Voy —vociferé al escuchar de nuevo que llamaban a la puerta.

—¿Quién llama con tanta urgencia? —preguntó Cler.

Aun estaba dormida cuando me enderecé de la cama, no tomé importancia de lo que mi primo decía y caminé a la puerta con los ojos somnolientos notando moretones en mis brazos, al abrir la puerta me encontré con el mismísimo rey de mi nación a punto de estallar, nunca comprendí que fue lo que más me impactó al abrir esa puerta; el hecho que fuera la primera vez que lo veía mostrar alguna emoción, que tal emoción fuera furia o que estuviera tocando en mi habitación.

—¿Qué? —comencé, pero fui interrumpida cuando se adentró en mi habitación dando un portazo detrás de él.

—Déjanos solos —le pidió a Cler con la voz desbordando enojo.

Para ese punto Cler ya estaba más que despierto, negó una vez pero le pedí con almiarada que saliera, de lo contrario el rey nos fusilaría..

En cuanto mi primo salió de mi habitación el rey estalló

—Si te molesta como me dirijo o lo que comento de ti me lo dices, no haces berrinche y mandas a la mierda todo, sabiendo que no puedes hacerlo. —espetó dando un paso hacia mí.

Mi cuerpo se tensó de pies a cabeza alertándome de que algo no andaba bien.

—Tenía que irme —traté de mantener la calma.

—No, lo que tenías que hacer es esperar a que me desocupara —informó con altivez.

—Armen tiene lo que encontramos no debe preocuparse, si eso es todo le pido me deje descansar.

—No debieron acudir.

Sentía mi cuerpo demasiado pesado, como si un tractor me hubiera pasado encima de mí, así que supuse que lo mejor era tener esa discusión más después. Por ese motivo ignorándolo me dispuse a salir de la habitación, pero me detuvo en cuanto lo intenté, su tacto sacudió mi cuerpo con una especie de adrenalina que corrió por cada poro. Intenté zafarme de inmediato, sin embargo, solo logré que me tomara de las muñecas con una sola mano colocándolas sobre mi cabeza mientras que con su mano libre se aseguraba de cubrir mis patadas.

—Deja de ser tan revoltosa y por una vez en tu vida escucha —pidió tenso.

Su olor se llevó mis pensamientos más prudentes que tenía en ese momento, provocando que bajara la guardia.

—Si no escucho es porque no quiero hacerlo —espeté removiéndome.

—No me haga aplicarle un correctivo —dijo serio.

—¿Me mandará a la horca? —me burlé.

El rey inclinó su cuerpo más hacia mi haciendo que mis pulmones comenzaran a fallar, me mostró una sonrisa que gritaba prevención y muy lentamente se acercó hasta quedar a mi altura.

—No me tientes, la horca es poco, lo que yo quiero es escucharte gritar —susurró provocándome un escalofrió.

Tal vez fue la adrenalina del momento, o las llamas creciendo en mi interior pero mi reacción fue más que un arrebato una súplica.

RUMBO A LA SALVACIÓN DE UNA MONARQUÍA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora