Capítulo 42

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         Al salir de la ducha ya más tranquila vi el regalo de la abuela del cual no me había percatado cuando entré, en dos días sería el cumpleaños de mi hermano, pero no estaba segura de hablar nuevamente con Hades, no sabía en qué términos estaba con él y me preocupaba que se negara. Lo pensé toda la tarde, he incluso parte de la noche, pero por más que le daba vueltas al asunto tenía que hacerlo. Días anteriores escuché decir a Itkan que su hermano no tardaría en ir por informes a las bases militares ya que llevaba retrasando mucho sus vistitas cotidianas. Al final antes de acostarme no decidí pensarlo y salí de mi habitación, pero en la puerta encontré a Tadeo.

—Hola —saludó nervioso.

—Ah, hola, Tadeo.

—Señorita me tomé el atrevimiento de traerle sus galletas —dijo observando a los guardias que posaban en mi puerta.

—No tenías que molestarte.

—Se las debía después de todo.

—¿Por qué no las guardas en la alacena? —pregunté.

—Para que no se las coman.

—No lo harán, agradezco mucho tu amabilidad, pero deberías llevarlas.

—Insisto, téngalas aquí —respondió sugerente.

—Bien —acepté confundida.

El nerviosismo de Tadeo me preocupó, así que una vez se fue me adentré con las galletas, al descubrirlas me di cuenta de el porqué de su nerviosismo, un teléfono se encontraba en ellas. Lo tomé con precaución y lo encendí, no tenía nada más de lo que tiene un teléfono nuevo excepto un número en sus contactos, con curiosidad lo marqué, y atendieron a el tercer sonido.

—¿Hola?

—Madre mía, que bien que lo logró —la voz precipitada de Kiara sonaba del otro lado de la línea.

—¿Kiara?

—Si esa soy yo.

—¿Qué pasa? Creí que nos enviaríamos cartas.

—Mi hermana las lee a todas, así que por favor habla más de Jacob y menos de Hades en ellas.

—¿Cómo me mandaste este teléfono?

—Solo le mande el dinero a Tadeo, él hizo el trabajo sucio.

—Valla Kiara eres toda una rebelde —me burlé.

—Key no seas así que mis nervios van a explotar.

—Bien ya, ¿qué paso?

—Atacarán nuevamente, lo escuché anoche.

—¿Al reino?

—Sí, las llamadas solo pueden durar menos de un minuto, y tendré el control, así que solo afirmas que recibiste la información.

—Prométeme que te cuidaras.

—Lo prometo.

—Bien yo me las arreglo para que le llegue la información a Hades.

—Perfecto.

El hablar de Hades en la llamada me recordó que debía ir con él, así que una vez colgué la llamada acudí a su oficina, nuevamente negándome a pensar en las posibles consecuencias, lo cual fue un error porque de haberlo pensado no hubiera acudido en pijama.

RUMBO A LA SALVACIÓN DE UNA MONARQUÍA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora