Si algún día me preguntan cuando descubrí la felicidad les diría que fue ayer, cuando semejante rey se inclinaba ante mi gritando que me quería, ayer descubrí que lo amaba, pero algo en mí no cuadra, tengo el sentimiento de que todo lo que vivo es un sueño del que no me quiero despertar.
—¿Entonces si existen los finales felices? —exclama la una de las jóvenes que se encontraba a mis alrededores.
Todo este tiempo les había estado contando a las niñas de la isla toda mi historia omitiendo las partes íntimas que solo guardaba para mí.
—Lo que nos acababas de contar me recordó que puedo encontrar a alguien que me ame —habla otra con una sonrisa en la cara.
—¿Es el fina? ¿tu historia si termina en un felices para siempre? —pregunta la primera.
Pero a pesar de todo hay algo en el pecho que me advierte que este no es el final.
—Algo me dice que no —susurró sintiendo que las emociones de ayer se apoderan de mi cuerpo.
—La abuela dice que no es final si no es feliz.
—Pues esperemos y tenga razón —le digo.
—De grande quiero ser como tú.
La incomodidad llega de nuevo.
—No, no lo quieres...si me disculpan tengo que ir con mi esposo.
Las niñas me miran como si fuera algún tipo de héroe que evidentemente no soy, busco a mis alrededores queriendo encontrar a la persona que me calma, pero no la encuentro, mi mente comienza a recordar inquietantemente a mi familia, uno por uno engrandeciendo la presión de mi pecho, comienzo a moverme buscando a Hades, recordando la historia que les acabo de contra a las niñas todo fue verdad, pero hubo muchas escenas que no hablé, como la de ayer en el rio, repito una y otra vez las veces en que hablé con el rey y me enamoré de él, camino varios metros no me siento segura, la gente no tiene ni idea de en donde se encuentra el rey así que me apresuró a buscarlo a las orillas, mi respiración cambia en cuanto lo veo, pero no está solo y eso me asusta.
—Hades —lo llamo esperando ver su sonrisa.
No sucede así, mi esposo voltea con una expresión seria que me hace replantearme la respiración y solo entonces me doy cuenta de que hay dos guardias con él, eso no es buena señal, así que me apresuro a su lado.
—¿Todo bien? —pregunto con la preocupación llenándome la boca del estómago.
—Invadieron el reino.
Sus ojos llenos de furia me comunican todo lo que él no puede, Hades es una persona con la que se habla más mirándose a los ojos, que utilizando palabras.
—Tengo que ir —me informa desviando su mirada.
—Dame un segundo, voy contigo.
—No, tú tienes un propósito aquí.
—He dicho que voy contigo.
—Atira, no podremos luchar juntos siempre, va a haber momentos en los que cada uno luche por su lado.
—Pero quiero ir Hades.
—No, tu salva a mi reino desde aquí y yo lo haré luchando.
—Hades.
Les indica a los guardias que se vayan con un asentamiento de cabeza, siento la impotencia delante de mí, pero si Hades dice que es lo mejor lo haré e iré por el puto oro de una vez por todas.
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RUMBO A LA SALVACIÓN DE UNA MONARQUÍA.
RomanceKeyla odia la monarquía. Keyla no piensa las cosas antes de actuar. Keyla odia el desinterés del rey. Keyla detesta a todo el mundo. Keyla odia la guerra. Keyla no quiere saber de nadie que no sea su familia. Pero...entonces ¿qué hace...