Capitulo 25

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—¿Estás lista? —preguntó mi primo al salir del baño.

—Deberías venir tú tambien, la noche tendría más sentido.

—Yo iré con la abuela, aparte, no es bueno que esté ahí, podría ser sospechoso.

—Es que yo también quería ir con la abuela —me quejé.

—Iremos los dos juntos otro día.

Otro mes había pasado sin poder abrir la caja por lo tanto estábamos estancados en el proceso, había visto al rey tres veces y las tres solo me había regañado, pues según él no me estaba apresurando en la búsqueda como correspondía.

Esa era la noche del primer baile real al que asistía, la reina Laura lo había organizado para las mujeres casaderas que desearan encontrar pareja y por supuesto que el idiota de su hijastro estaría en primera fila de opciones para las damas. Según Itkan vendrían invitados de todo mundo, en especial de Odneltter, y eso me ponía más nerviosa.

—Dile a la abuela que la extraño y que iré pronto a verla.

—Bien, yo le digo.

—¿Cómo van las cosas con Itkan? —pregunté intentando evitar los nervios.

—Siendo sincero, no podrían ir mejor —informó entusiasmado.

—Enhorabuena Cler, te mereces que alguien te ame como tu amas al mundo.

Mi primo el cual estaba sentado frente a mí asintió como si le estuviera dando la mejor noticia de su vida.

—Yo conozco a otra persona que igual lo merece —canturreó.

—¿Mi hermano? Yo opino lo mismo.

Cler soltó un bufido mientras yo observaba los pendientes que me habían asignado.

—Tú Keyla.

—Yo vengo a terminar una guerra Cler, no a será amada —me burlé.

—Tienes la respuesta frente a tus ojos, mereces todo lo bonito del mundo.

—Me conformo con terminar la guerra —admití levantando los hombros.

Mi primo suspiró dándose por vencida cuando escuchamos el llamado de la puerta para después ir a atender . Por el umbral entró Itkan, esa vez iba muy bien peinado; con un traje que jamás le había visto pero le quedaba perfecto, apenas entró le atestó un casto beso en la boca a Cler, ya era normal verlos tratarse de esa manera.

—Keyla ¿piensas infartar a todos? Madre mía te vez tan bien —me aduló.

El vestido que llevaba era rojo quemado, corte recto, con toda la espalda descubierta y un pequeño escote en v, mi cabello estaba atado en un moño no perfecto y el maquillaje era sutil. Mi atuendo no se comparaba con el de las personas de la nobleza que vi entrando por la ventana, pero igual no quería llamar la atención, así no me metía en problemas.

—Gracias.

—Recuerda que tu apellido será Pedregal y estas enamoradísima de Jacob  —dijo señalándome con un dedo. 

—Lo recuerdo —asentí caminando a la puerta.

La tención entre Cler y Itkan se sentía  por toda la habitación  hasta que el segundo habló. 

—¿Podrías esperar afuera? Quiero despedirme de Cler.

—Pero es mi habitación —me quejé.

RUMBO A LA SALVACIÓN DE UNA MONARQUÍA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora