Capitulo 62

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Hades


Atira permanecía a mi lado, expectante de lo que hacía la anciana y los ojos curiosos que se asomaban por la puerta y ventana.

—En el continente hubo cuatro almas las cuales siempre recuerdan sus vidas pasadas en cada reencarnación se les llaman las almas karmicas, Cada una tenía algo especial.

—¿Nos está contando una historia? —preguntó Atira.

—Alicia tenía la habilidad de sanar —siguió sin hacer caso—, Selia contaba con una inteligencia enorme , Fezla hablaba con el universo y yo Ágata escucho al viento.

—Son integrantes de las familias que pertenecieron a la corte —susurró lo obvio mi prometida.

—En cuanto el reino se deshizo y se fue a la desgracia nosotras insistamos a la corte para esconder el oro de la rebelión de ese entonces. Escondimos el motín, pero solo una podía tener la dirección exacta.

—¿Tú la tienes? —pregunté

—Y solo una podía ser la llave —continuó la señora

—Mi padre dijo que la llave era mi collar —intervino Atira.

—El universo le dijo a Fezla que venía alguien que salvaría a la monarquía así que acomodamos las pistas para que la solo la salvadora lo encontrara.

—¿Entonces usted es quien tiene la dirección? —intenté de nuevo.

—Sí.

El descanso de ambos fue notorio, nos sentíamos cada vez más cerca.

—Sin embargo, nosotras no escribimos el destino, el universo lo hizo.

—¿Qué quiere decir? —preguntó Atira cada vez más confundida.

—El fuego brillará en el infierno haciéndolo abrirse, se fundirán en uno mismo, y solo así elaborarán la llave al cielo.

—No entendemos —dijo Atira levantando la mano como si estuviéramos en una clase de su universidad.

—Para que puedan encontrar el oro deben ser uno mismo.

—Ya estamos comprometidos —anunció Atira pegándose más a mí.

—Claro, pero no están casados.

—¿Es algún impedimento? —pregunté.

—No, ya está todo listo.

—¿Para qué?

—Para su boda.

—No, no hemos planeado nada aún.

—Pero nosotros sí, será esta noche —anunció la anciana con alegría.

—¿Qué? —preguntamos los dos al mismo tiempo.

—Amenos de que no quieran casarse.

—Sí queremos, pero para organizar una boda necesitamos muchas cosas —dijo Atira con mucha rapidez.

—No para las bodas de la isla.

—¿Me estás diciendo que organizaste nuestra boda? —pregunté.

—Toda la isla lo hizo, solo los esperábamos.

—Creo que se acaba de alterar la química dentro de mi cerebro —me susurró Atira sacándome una sonrisa.

RUMBO A LA SALVACIÓN DE UNA MONARQUÍA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora