Pasó un ahora y Jacob no aparecía por ningún lado, comenzaba a plantearme la idea de seguir esperando, el baile parecía estar en su mayor esplendor, así que no creía que siguiera ocupado. Diez minutos más tarde salí de la habitación, tratando de encontrarlo por algún lado, en el salón principal se encontraban todos, y dudaba que estuviera en ese lugar, pero aun así tenía que ir a buscarlo. Me acerqué a la entrada del baile eran un festín de elegantes trajes y vestidos glamurosos, sin embargo , no veía nada desde la entrada y adéntrame no era una opción.
—¿No piensas entrar? —preguntó alguien detrás de mí.
Me giré al reconocer la voz de mi primo.
—¿Has visto a Jacob? —pregunté.
—No, ¿todo bien?
—Pues no lo he visto desde que llegamos.
—Aparecerá en cualquier momento —aseguró—. Vamos adentro.
Asentí tomando la mano que me ofrecía, varias miradas se pegaron a nosotros, pero ninguno de los dos dio demasiada importancia, Cler me llevó directo a la mesa de bocadillos y lo agradecí en silencio, una vez ahí me comenzó a enseñar a todas las personas que conocía desde lejos.
—Leidy Tessa usa peluca —me informó.
—¿Enserio? No lo noté.
—Nadie al parecer.
—¿Qué hay del señor de allá ? —señalé a un tipo que bailaba demasiado animado.
—Miembro de la corte, de todos es el que mejor esconde su carácter de culo.
Sonreí al ver a mi primo, y las jovenes que se comenzaban a acercar a la mesa de bocadillos, por algo era y estaba segura que ese algo era mi primo.
—¿No bailaras con nadie? —le pregunté.
—No hay nadie de mi interés.
—¿Es necesario que a las personas que invites a bailar tengan algún interés?
—Así es la sociedad.
—Pero, tú no.
—Además no todas bailan bien —se justificó.
—Cler, literalmente tenemos clases de baile en todas las escuelas del reino con ese motivo, ninguna persona puede omitir el saberse alguno de estos bailes.
—Eso no quiere decir que todos lo hagan bien.
Sonreímos en complicidad, mientras veía como mujeres seguían revoloteando al rededor de la mesa de bocadillos, corrección, alrededor de mi primo.
Cler y yo seguimos platicando de las personas que nos rodeaban hasta que entre la multitud pude ver una silueta que conocía perfectamente bien, Jacob se acercaba a mí.
—Keyla —me nombró como si tomara aire por fin.
—¿Estás bien?
—Sí... yo.
Sus ojos se tornaban de un rojizo que ya conocía; había llorado, lo tomé de la mano mientras el suspiraba viéndome a los ojos.
—¿Un baile y nos vamos? —preguntó .
Me sonó más a suplica que a pregunta, me disculpé con mi primo, pero él lo entendió a la perfección.
—Vamos.
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RUMBO A LA SALVACIÓN DE UNA MONARQUÍA.
RomanceKeyla odia la monarquía. Keyla no piensa las cosas antes de actuar. Keyla odia el desinterés del rey. Keyla detesta a todo el mundo. Keyla odia la guerra. Keyla no quiere saber de nadie que no sea su familia. Pero...entonces ¿qué hace...