Capítulo 41

155 16 0
                                    

Keyla

  —Pero él dice que sí.

—Itkan, sinceramente no me importa lo que diga tu hermano.

—El pobrecito de mi hermano se siente mal.

—Que bien.

Bajé la vista a los papeles que tenía entre las manos cuando él giró a ver a Cler, quien caminaba con dos paletas de hielo en las manos, el rey me había mandado un trabajo muy curioso, pero igual lo agradecí, tenía que revisar las posibles capsulas de proyectos que podían ser demandadas.

—Cler ayúdame —le dijo Itkan recibiendo su paleta.

—Ah, Key no sabía que estabas aquí... ¿quieres que valla por una paleta para ti?

—No gracias.

—¿Por qué no trabajas con mi hermano? —preguntó Itkan.

—Porque no quiero.

—¡Porque esta enojada con él! —le dijo a Cler.

—Itkan para ya —le advertí.

—Key mírame —pidió Cler.

Lo ignoré mientras levantaba mis cosas regadas por la mesa, estaba fastidiada del rey y sus malditos cambios de humor, no quería seguir escuchando.

—Keyla ¿estás celosa? —preguntó mi primo con entusiasmo.

Itkan dio un salto de sorpresa y entusiasmo a la misma vez.

—Claro, eso es.

—Ustedes están perdiendo la cabeza —espeté apresurándome.

—No, sabes que es cierto.

—Claro que no —mentí.

Mentía para engañarme a mí misma, sabía que las cosas estaban mejor así, con ambos por su lado, aparte con lo que paso con Jacob no debía confiar en nadie, si bien me había reprochado los celos que corrieron por mí en cuanto vi al rey y su novia decidí que era mejor ignorarlo.

—Por eso ya no le quieres hablar, porque lo viste besándose con Clarisa —informó mi primo.

—Ah, que no.

—No lo niegues más.

—Si te sirve de algo él tambien se pone celoso —intervino Itkan ilusionado.

—¿Qué? —pregunté más interesada de lo que hubiera deseado.

—Lo que escuchas fresita.

—Ustedes están viendo cosas en donde no.

—Le molestaba que estuvieras con Jacob, le molesta como te ve Fran, le molesta que estes con Tadeo, mandó a la cárcel al tipo que bailo contigo -comenzó a enumerar.

—¿Qué hizo qué? —me exalté.

—Lo que escuchaste.

—Dime que estas mintiendo.

—No.

Me puse de pie molesta, Cler y Itkan se miraron entre si mientras yo terminaba de recoger mis cosas mis cosas.

—No va a poder atenderte —dijo Itkan al adivinar mis intenciones.

—¿Por qué no? —pregunté de malas maneras.

RUMBO A LA SALVACIÓN DE UNA MONARQUÍA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora