capítulo 52

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Keyla 

Toda la noche después de llegar de la casa de Cler lo pensé, casi me noté ausente en la plática que mantuvimos en la cena, mi cabeza solo pensaba en lo que sentía respecto a Hades, al principio pensé que era lascivia solo las ganas de tocarlo y que me tocara, pero la comodidad y seguridad que me inundaba a estar con él me aturdían, el calor en el pecho que me causaba verlo hacerme brillar o la preocupación que sentí al ver distintas cicatrices que observé en su abdomen, no me parecían del todo apropiada.

Esa madrugada mientras me asomaba por el balcón esperando encontrarme al rey de mis malditas fantasías, me encontré a Itkan lanzando piedritas a mi ventana.

—Romeo ¿Eres tú? —me burlé.

—Oh mi dulce julieta baja de una vez —exclamó.

—¿Para qué?

—Ay ya tú baja.

Bajé sin hacer ruido y me encontré con Itkan sonriente en el jardín trasero.

—¿Debo decirte cuñada? —se burló.

—Cállate —dije indignada.

—Yo ya sabía que lo que tienen mi hermano colgado entre sus piernas te conquistaría.

—¿De qué hablas? Fue su trasero redondito —me mofé.

—¿O su escultural cuerpo?

—Eso y su maldita boca hábil.

—¿De qué habilidad hablamos?

—No la quieres saber.

Entonces Itkan saltó hacía atrás.

—Eww, Keyla. —se quejó.

—Tú empezaste.

—Bien ... ¿Te puedo preguntar algo?

—¿Qué?

Sus ojos conectaron con los míos y pude verlos teñirse de preocupación

—¿Lo quieres?

—¿Qué?

Me tomó desprevenida, pero sabía que era algo que tenía que enfrentar, tarde o temprano.

—Que... ¿Lo quieres?

—Itkan, sé quererte a ti como amigo, a mi hermano como hermano, pero...

Me quede en silencio ¿No sabía querer a una persona?

—¿Pero? —preguntó ante mi silencio.

—No sé querer a alguien...como pareja —me sinceré.

Mia migo apreció relajarse.

—Eso es lo mejor, que él tampoco.

—¿Te estás escuchando? —pregunté incrédula.

—Sí.

—Si ninguno de los dos sabe querer eso sería un caos.

—Conozco a mi hermano Keyla, siempre he pensé que Clarisa al hacerlo quedarse en su zona de confort le convendría...

—Creo que ella le conviene más que yo.

—No se trata de eso, se trata de a quién quiere él y por mucho que te joda jamás lo he visto mirar a alguien como lo hace contigo.

RUMBO A LA SALVACIÓN DE UNA MONARQUÍA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora