Capítulo 39

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Hades.

—Valla, ya te dignaste en aparecer —exclamé viendo a Jacob entrar por la puerta.

—Yo no vine, tus malditos guardias me trajeron.

—Si hay algo que esperaba de ti, era que dieras la maldita cara.

—No hay situación alguna por lo que deba darla ¿o sí?

—Vendiste a Atira —le recordé con un sabor gélido en la boca.

—Ah, sí —contestó el muy descarado.

—Ay alguien que te quiere ver —le avise plácidamente.

—¿Keyla_? —preguntó burlón.

—Mike —lo llamé en tono autoritario.

La expresión de Jacob cambió, se tornó un tanto pálida, la puerta se abrió y en ella entró Mike y Itkan, ambos desbordando la furia por sus poros, yo no había tenido suficiente con la pequeña tortura que ordené que le dieran par que hablara, pero ya llegaría mi momento.

—¿Sabes que le hizo Atira a tu socio? —pregunté esa vez me tocaba a mi burlarme.

—Seguramente tambien sabes lo que él le hizo a ella —se burló. Estaba acabado.

Sin responder me levante de mi trono tomé las fotos evidénciales del tipo y se las enseñe.

—¿Cómo esta ella? ¿Por qué no viene? —siguió burlándose.

—Si mi hermana te vuelve a ver la cara no te dejará vivo Jacob —habló Mike parándose detrás de él.

— Le causó un trauma craneoencefálico, la pérdida de un ojo y una posible costilla rota y todo esto estando amarrada por múltiples cadenas —relaté con el orgullo a flor de piel.

Y entonces sin previo aviso Mike lo obligó a levantarse de la silla.

—Defiéndete cobrón y no sabes lo mucho que disfrutaré verte implorar.

—Venga, hazlo —lo retó el idiota de Jacob.

Sonreí sabiendo que si Mike no terminaba con él lo haría yo. La ventaja fue clara con un par de golpes el hermano de Atira lo tumbó al suelo, cegado por el coraje no paró de arremeter contra él, llegó el momento en el que Jacob no metió las manos para defenderse su cara era total mente irreconocible Itkan y yo observamos con satisfacción la escena hasta que la puerta se abrió sin previo aviso, en el umbral una Atira aún marcada por los golpes nos observaba, a mí en concreto, no supe definir su mirada, pero tenía un brillo distinto, uno que me encantó.

—Mike —lo llamó

Su hermano paró de inmediato escondiendo el cuerpo de Jacob sin fuerzas detrás de él.

—Déjalo —pidió.

Detrás de ella Kiara y Cler llegaron por detrás tratando de que regresara a su habitación, cualquiera que estaba ahí tenía en su mente que ella lo perdonaría, y la cosa empeoro en cuanto Jacob comenzó a pedir perdón suplicando atención médica. Pero yo sabía muy bien que hacía Atira en ese lugar, conocía el brillo de rencor en sus ojos, lo conocía muy bien porque yo mismo lo veía todas las mañanas al verme en el espejo.

—Silencio —vociferé con una sonrisa—Cler y Kiara salgan.

Bastó una mirada para que ella y yo entendiéramos lo que el resto no podía. Mike se apartó de Jacob mientras Cler y Kiara se retiraban

RUMBO A LA SALVACIÓN DE UNA MONARQUÍA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora