Capítulo 58

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  —Ah, hoy si dormiste bien he —se burló Itkan.

—Cállate Itkan.

—Bueno, hoy tengo que agradecerte por dejarme dormir y no escuchar tus gritos.

—No me tientes que esta noche puedo vengarme de tu indiscreción.

—Fresita yo estoy a favor del sexo paradisiaco, pero cariñó llevan así desde el día de brujas, a ese paso me darán quince sobrinos.

—Dieciséis —me burlé.

—Los que sean, mi hermano anda muy contentito así que solo te pediré que no grites tanto.

—No es mi culpa, yo solía ser callada.

—Calla, calla, no quiero escuchar sus intimidades.

—Tu empezaste.

—Bien, ¿qué toca hoy?

—Iremos a escoger. —estornudé—. La decoración del palacio.

—¿Estás bien?

—Si.

—Llevas estornudando estos días y...

—Estoy bien —lo corté—. Cerraron la fabrica para nosotros tenemos que apresurarnos.

—Key, no creas que no me doy cuenta de las cosas, ni ayer y hoy dormiste o hiciste cositas con mi hermano.

—¿Y eso qué?

—¿Estás enferma?

—Solo estoy un poco agotada.

—Señorita —me llamó Armen llegando.

—¿Sí?

—El rey la llama a su oficina.

—¿Tienes audífonos Armen? —le preguntó Itkan.

Mientras los dos se miraban con una mirada cómplice fui a mi llamado, el rey me esperaba leyendo unos papeles en su mano, como siempre que entraba a su oficina, solo que a excepción de las otras veces me recibió la sonrisa que mejor me ponía los ánimos en el mundo, pese a eso el frio en la oficina era intenso.

—¿Me llamaste?

Asintió detallándome, al mismo tiempo que me daba el teléfono.

—Aprovecha para invitarlo a la cena de navidad —susurró antes de plantarme un beso discreto en los labios.

La emoción se instaló en la boca de mi estomago al suponer quien estaría detrás de la línea.

—¿Hola? —saludé con emoción.

—Princesita —exclamó mi hermano.

—Ay dios siento que no te hablo hace toda una eternidad.

—Meses para ser exactos.

—Te extraño.

—Y yo a ti.

—¿Cómo están los demás?

—Bien, Rett dice que se habla de ti mucho, los rumores de que andas con el rey son muy fuertes...si supieran que no te cae ni un segundo bien —habló con diversión.

Callé, mi hermano sospechó sobre mis sentimientos en cuanto le pedí una cobija para el rey el día que regresamos al palacio, pero lo negué, y lo conocía tanto que sabía que descubriría que le mentí.

RUMBO A LA SALVACIÓN DE UNA MONARQUÍA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora