Capítulo 29

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Hades.

—Hazlo pasar —le indiqué a Armen.

Él asintió con un gramo de esperanza en su mirada, la verdad era que después de un mes yo igual apostaba por encontrar a Atira con la persona que entraba en ese momento a mi oficina.

—Siéntate...por favor —le pedí lo más amable que pude.

—Estoy bien así —respondió en el tono agrio que jamás le había escuchado.

—Como desees.

—Ya se lo dije a Armen, no sé en dónde está mi hermana y si quieren aplicar el contrato conmigo están en todo su derecho, de lo contrario me veré en la necesidad de renunciar a mi cargo en la guardia.

—Los Roger sí que me han sorprendido, lo que un día vi como una familia marginada olvidada por el pueblo, están dando el mayor golpe de estado interno —admití.

Mike no respondió, mantenía su vista recriminatoria puesta en mí.

—Hagamos esto fácil, no cumpliré el contrato si tu hermana regresa y hace el trabajo solicitado.

—Eso dígaselo a ella.

—Lo hare, solo dime donde está.

—No lo sé.

—Mike el error de los Roger es olvidar que soy su rey, si mal no recuerdo si ustedes no culminaban el contrato tu serías mandado a la horca, y tu demás familia a las celdas.

Lo vi levantar una de las esquinas de sus labios, como si yo fuera el iluso, idiota.

—El error de la monarquía fue no darle el lugar a Atira, recordamos muy bien su puesto su majestad, pero si mal no recuerdo ella era la que me escribía contándome los desplantes que recibía de todos y cada uno que pisaron esté palacio, incluso la servidumbre la trataba como la peste.

—Están reclamando un lugar que no existe —espeté.

—Estamos reclamando el respeto que se merece cada persona existida —me corrigió.

—Revisamos el correo llegado a ti y tus allegados —cambié el tema.

—Eso esta prohibido.

—No durante la guerra. Y encontramos una carta muy curiosa dirigida a Neri, lo que tengo entendido es que es tu novia ¿cierto?

—Así es.

—Bueno, pues alguien llamado Alejandro Pembruk el cual le decía, y citó textual mente "Querida princesita, te necesito un paso lejos de mí, estaré bien" si esto no es obra de tu hermana no sé de qué se trata.

—Mi hermana no se llama Alejandro no sé qué.

—Sería muy estúpido que enviara la carta bajo su nombre ¿no crees?

—Es su hermanastro, tiene problemas con el alcohol y gracias a la cercanía que tienen ella es su único apoyo —explicó una mentira .

Asentí sabiendo que mentía.

—Tienes veinticuatro horas para que aparezca tu hermana o te mandaré a la horca —ordené sin perder la paciencia.

—Puede hacerlo ahora.

—Te di veinticuatro horas.

—Ahórreselas y mándeme a la horca de una vez.

Si actuaba con impulso como Atira no lograría nada, pero la paciencia se me estaba acabando, y su hermano no cooperaba, igual si estuviera en su lugar tampoco dejaría que encontraran a mi hermano.

RUMBO A LA SALVACIÓN DE UNA MONARQUÍA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora