El primer día de agosto vendrían por una respuesta, lo sabíamos, y estábamos listos, pero aún quedaban cosas por negociar, así que el trato no estaba cerrado aún.
—Señorita Keyla —saludó el mayordomo real.
—Buenos días.
Seguidos de él entraron el príncipe y el rey, ambos con las caras altivas, me decepcionó el primero, pues en un principio le creí la máscara que me mostró.
—¿Quieren tomar asiento? —preguntó mi hermano.
Ambos accedieron mientras nosotros los acompañamos.
—Primero, necesitamos aclarar unas cosas —tomé la delantera.
—Adelante —concedió el rey.
—¿Qué es lo que quieren exactamente? —preguntó mi hermano.
—La señorita Atira nos guiaría a las familias restantes, luego al motín.
—¿Por qué yo? Tengo entendido que usted es cercano a mi hermana, puede ser ella, si se lo pide le aseguro acepta.
—Lo que distingue a un Roger es su color de pelo, tú tienes la llave y en las profecías dice que tienes que ser tú —indicó el príncipe.
—Podemos teñir a Meredith, es una Roger, lo hará bien, además, reitero que su relación con el rey es mejor que pelear a cada tres segundos.
—No me agrada tenerte cerca, es cierto, pero he decir que no existe relación entre tu hermana y yo —comentó el rey.
Tragué saliva procesando la información, no quería que eso afectará, pero la punzada que sentí en mi zona me recordaba ciertas cosas que había hecho en memoria del engreído rey.
—Le suplico su majestad que respete mi casa y no se refiera a mi hermana con ese concepto de no tenerla cerca y sobre Meredith, tenemos entendido que asiste al palacio muy seguido —espetó mi hermano.
—Mi intención no es ofenderlo comandante, sin embargo, si lo hago me es indiferente, y sobre lo segundo; mandé a citar a su hermana con el mismo objetivo que ustedes, pero otra vez no la volví a ver.
—Excelente actitud para la familia que tiene en sus manos el futuro de su reino su majestad — dije amargamente.
Observé como sus hombros sufrieron una pequeña tención que fue controlada de inmediato en ese momento me sentí triunfadora pues había notado que el rey no era un robot sin alma.
—¿Qué más quieren saber? —intervino el príncipe.
—¿Cómo piensan que los llevaremos al oro? —pregunté.
—Si aceptas tu familia no solo estará protegida por el concejo, si no tambien por la ley legitima de Frizroyen que es la palabra de el rey —declaró el príncipe.
Mi reino se controlaba así; hay un concejo el cual es proporcionado por cada uno de los estados que se encentran en el reino, algo parecido a una monarquía parlamentaria sin embargo ellos solo aportaban información o ideas a la monarquía pues era la palabra del rey la que nos regía a todos y a todo.
—Usted y su hermano tendrían que ser los que nos llevaran, en cambio le recuerdo estamos en guerra y su hermano es uno de los pilares en parte de la frontera, así que no podría cumplir con eso, le ofrezco llevar a otro integrante, siempre y cuando me asegure es de confianza. No actuarás sin antes de que yo lo autorice tengo que saber cada detalle de la investigación, y lo más importante es que solo me rendirás cuentas a mí o en caso de urgencia a Itkan —relató el rey.
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RUMBO A LA SALVACIÓN DE UNA MONARQUÍA.
RomanceKeyla odia la monarquía. Keyla no piensa las cosas antes de actuar. Keyla odia el desinterés del rey. Keyla detesta a todo el mundo. Keyla odia la guerra. Keyla no quiere saber de nadie que no sea su familia. Pero...entonces ¿qué hace...