Keyla
Al bajar del coche en el que nos transportaba corrí a la casa de mi hermano, me llevó diez minutos y todo mi oxigeno tocar la puerta de su departamento.
—¿Keyla? —preguntó Rett al abrirme la puerta.
—Tambien es un gusto verte.
—Oh... tu hermano casi llora por no recibir una carta tuya —reclamó.
—Sí, el viaje estuvo complicado.
De pronto lo vi acercarse a mi para después abrasarme.
—¿Estás tomado? —pregunté entre sus brazos.
—Lamento lo que sea que te haya pasado.
—¿De qué hablas? ¿estás borracho?
—No, ya sabes, el motivo por el cual Mike y Neri estuvieron semanas fuera.
—Ah eso, no te preocupes todo bien.
—Qué bueno que lo dices ya no quería ponerme sentimental.
—Pues ya suéltame idiota.
Nos separamos en un segundo con él pareciendo recordar algo.
—Niña faltan cinco minutos para las doce y ya no será el cumpleaños de tu hermano.
—Ya lo sé, solo déjame pasar.
Él se hizo a un lado y yo pude pasar, todo estaba como lo recordaba a excepción de algunas decoraciones, mi hermano y Neri se encontraban muy cariñosos en el sillón, aunque se separaron al escucharme aclarar la garganta.
—¿Hola? —intenté saludar ante sus caras de sorpresa.
Mi hermano fue el primero en reaccionar; saltó del sillón y se dirigió a mi arropándome en sus brazos al llegar, me abrazó como si no hubiera un mañana o un ayer.
—Estás aquí —susurró.
—Perdón por no avisar.
—Estás aquí princesita.
—Estoy aquí —le afirmé con cariño.
Me abrazó con más fuerza que me hizo sentir unos aires familiares.
—Mike —lo llamé luego de un rato.
—¿Sí?
—Feliz cumple años.
—Gracias.
Nos separamos en cuanto Rett comenzó a quejarse, saludé con el mismo entusiasmo a Neri y le di un sape en la cara al amigo de mi hermano por estar de impertinente.
—Ya sé que prácticamente no es tu cumpleaños, pero ten. —me dirigí a mi hermano dándole la bolsa que había traído.
Él la tomo con curiosidad y comenzó a sacar las cosas.
—Ese es de la abuela. —indiqué señalando la pulsera que había sacado de la pequeña caja.
—Es de cuarzo —informó él.
—Ay yo quiero alguien que me regale pulseras —habló Rett haciendo pucheros.
—Rett cállate —espetó Neri.
Mi hermano siguió sacando sus regalos, el mío fue el segundo, no hizo falta decirle que lo era, sacó una camisa azul marino.
—¿Por qué Mike va a llorar con una playera? —preguntó Rett confundido.
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RUMBO A LA SALVACIÓN DE UNA MONARQUÍA.
RomantizmKeyla odia la monarquía. Keyla no piensa las cosas antes de actuar. Keyla odia el desinterés del rey. Keyla detesta a todo el mundo. Keyla odia la guerra. Keyla no quiere saber de nadie que no sea su familia. Pero...entonces ¿qué hace...