Capitulo 32

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Narrador omnisciente








—¡Aquí tienen sus órdenes!—

El mesero junto con la ayuda de otras personas más, trajeron los platos a todos. El de Charles y Julie, eran los mismos: ostras a la Rockefeller.

—Ah, las ostras, ¿verdad? —comentó Charles con una sonrisa cómplice mientras el mesero colocaba los platos en la mesa—. Verás, son todo un placer para el paladar.

—Si tú lo dices... —respondió, intentando ocultar mi nerviosismo ante el plato que, según Charles, era toda una experiencia.

—¿Sabes cómo se comen?— pregunta encarnando una de sus cejas, a lo que Jules negó divertida.

Charles se inclina hacia mí, sus ojos brillan con picardía mientras sostiene una ostra entre sus dedos.

—Entonces, Jules, deja que te muestre el arte de comer ostras — dice con voz suave y juguetona.

Observó cómo él lleva la ostra a su boca, pero en lugar de simplemente comerla, juega con su lengua de manera sugerente.
Era imposible para Jules no juntar sus labios, mientras sentía un ligero rubor en su mejillas al presenciar la exhibición de su habilidad.

—Ahora tú — agrega, pasándole la ostra con una mirada traviesa.

Pero Jules, decide jugar el juego y, al tomar la ostra, lo miró con una expresión desafiante antes de saborearla de manera lenta y deliberada, moviendo su lengua de manera sugerente.

Noto una chispa de deseo en los ojos de Charles mientras disfrutamos de este momento sensual y juguetón. Finalmente, succionó aquel aperitivo y cerró sus ojos disfrutando del momento.

—¿Y?— Charles sonríe— ¿Qué te pareció?—

—Sabroso— le respondió mientras se limpiaba con una servilleta y con una chispa traviesa en sus ojos, volvió a hablar— Pero creo que todavía tengo mucho que aprender.

Charles asiente con una sonrisa seductora. —Bueno, estoy aquí para enseñarte todo lo que necesitas saber.

La conversación entre risas y miradas cómplices continúa, creando un ambiente sugerente y juguetón en medio de la cena familiar.

—Charles— la voz de Théo, el hermano de Julie, hizo que dejara de prestarle atención a la castaña, y se concentrara en el— ¿Dónde es la próxima carrera?—

—En Madrid— contestó antes de darle un sorbo a su vino blanco.

—Pero entonces ¿ya sabes cuando es que te irás?— Lorenzo le pregunta a su lado— Quiero decir, la ¿la carrera nones dentro de poco?—

—Si, bueno, yo hablé con Nicholas y mi equipo para decirles que me quedaría unos días más aquí— Charles asiente, aunque un poco nervioso, observando de reojo a una Julie ahora callada.

—Eso es dulce, Charles— la madre de Julie es la que comenta ahora.

—Pero ¿entonces?— Lorenzo le vuelve a preguntar— ¿Ya tienes fecha de vuelo?—

—Si— contesta— Es pasado mañana.

Juliette siente una punzada en el corazón. No puede mirar a Charles a los ojos, pero trata de disimular sus emociones mientras se sumerge en la conversación general. De hecho, comenzó a ver que sus manos temblaban, pero Penelope, su cuñada, se percató de ello, y por debajo de la mesa sin que nadie se diera cuenta, la tomó de la mano, y comenzó a tranquilizarlas. Juliette la observó, esbozando una sonrisa de agradecimiento.
Jules sabía que Charles se iría a Madrid pero lo que la había sorprendido era el poco tiempo que le quedaba juntos. La cena continuó su curso, pero aún se podia nitar a una Jules, un poco nerviosa, e incómoda, especialmente porque Charles la buscaba con la mirada, mientras ella trataba de esquivarlo.

The Longest Race • (Charles Leclerc)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora