Capitulo 50

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Juliette's POV







¡Es hoy! ¡Es hoy! ¡Es hoy!—

Grité como loca cuando abrí la puerta de mi departamento y vi a mis padres junto con Théo y Penelope. Sonreí mientras abrazaba a mis padres, sintiendo una mezcla de emoción y nerviosismo por lo que me esperaba en mi viaje.

—¿Estás lista para esta gran aventura, Juliette? —preguntó Penelope, con una sonrisa alentadora.

Asentí con determinación, tratando de contener mis nervios —¡Si! No aguanto más de la emoción— dije para luego dejar salir un grito muy agudo.

—Al menos no escucharé ese espantoso chillido por un buen tiempo— Théo suelta mientras fingía que le aturdían sus oídos.

—Mentiroso— le di un leve golpe en su abdomen— Me vas a extrañar.

—Por su puesto que no—

—¡Si lo harás!

—¡Claro que no!—

—Ay por favor, niños— mi madre se frota la cabeza— Cielo, ayúdame con la maleta.

—Claro, mamá —respondí, asintiendo mientras me acercaba a ayudarla con la maleta.

Mientras recogía mis cosas y las metía la parte trasera del coche, no pude evitar sentir un nudo en el estómago.

—¿Estás segura de que tienes todo lo necesario? —preguntó mi padre, con una mirada preocupada.

—Sí, papá. Estoy lista —respondí con una sonrisa, tratando de transmitir seguridad.

Una vez que terminamos de guardar las maletas, nos dirigimos hacia el aeropuerto. Durante el camino, estaba llena de emociones encontradas, pero sabía que este viaje sería una experiencia inolvidable.

Seguimos las instrucciones que Max nos había indicado, ya que nunca habíamos ido por la zona están los Jets privados. Al llegar a lo que parecía ser la entrada, un señor de traje nos recibió, preguntó por el nombre de la persona que viajaba y, al decirle mi nombre, nos dejó entrar e indicó por donde debíamos ir. Los Leclerc ya nos habían contado algo puesto que esto es algo que debían hacer por Charles.

Así que cuando llegamos al hangar, advertimos el hermoso avión privado de Max. Al acercarnos al avión, quedamos impresionados por su elegancia y tamaño imponente. La luz del atardecer se reflejaba en su fuselaje, dándole un brillo especial. Max nos esperaba cerca de la puerta embarque junto con Kika, quien al vernos llegar, no duda de levantar su brazo y saludarnos.

Mi padre estaciona el coche, y yo no dudo en bajar corriendo hacia donde estaban ellos. Los abracé sin importar que gente del equipo de Max me estuviese viendo. Además, no era la única, Kika también comenzó a dar saltos y gritos conmigo.

—¡ES HOY!— dijimos las dos al unísono.

—Max, llévatela ya— bromea mi hermano cuando se acercó junto con el resto de mi familia a nosotros— ¡Llévatela, ya!

—¡Théo!— Penelope le da un leve golpe en su estómago.

—¿Estás segura de que quieres que me la lleve? —pregunta Max, con una mirada cómplice— Mira que no hay retorno.

—Oh, no te preocupes, Max. —interviene mi padre con una sonrisa protectora—. Si algo le sucede, sabes que tendrás que responder ante mí.

Todos ríen ante la broma de mi padre, pero sé que detrás de sus palabras hay un genuino deseo de asegurarse de que esté segura y protegida durante el viaje.

The Longest Race • (Charles Leclerc)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora