(Flashback)Juliette's POV (Edad: 8 años)
Aquella tarde, mientras caminaba de regreso a casa desde la escuela, decidí tomar un camino diferente. Pasé por una pequeña calle lateral que nunca solíamos frecuentar, y fue allí donde vi a un grupo de niños sentados en el suelo, usando libros viejos y desgastados.
Me acerqué tímidamente y les pregunté por qué no estaban en la escuela.
-Hola— los saludé— Mi nombre es Julie.
-Hola— me contestan un poco desganados.
—¿Por qué no van a la escuela? —pregunté, tratando de entender.
—No tenemos libros ni uniformes —respondió uno de los niños.
-Oh, lo siento. No sabía—
Ellos solo me observaron, pero no reflejaban ni una emoción. Me sentí incómoda, tanto que me despedí y me fui a la escuela.
Decidí hacer algo al respecto. Esa tarde, regresé a casa y seleccioné algunos de mis libros escolares, especialmente aquellos que había utilizado en la clase de ese mismo día. Pensé que podrían ser útiles para ellos que para mí.
Al día siguiente, mientras me dirigía a la escuela, llevaba una bolsa con los libros que planeaba regalar. Mi corazón latía con fuerza, y sentía una mezcla de emoción y nerviosismo, hasta que encontré a aquellos niños junto a sus padres.
-Hola— saludé con mi mano— Les traje esto.
Ellos tomaron la bolsa y me observaron extrañados.
-Espero que puedan darle más uso que yo—
Las caras de los padres se iluminaron enseguida. No me dijeron nada, pero en sus caras si podía ver que se habían emocionado.
-Bueno, yo... debo irme- saludé rápidamente para irme a la escuela.
Pero cuando entré a la clase, la profesora anunció que hoy leeríamos un pasaje de los libros de la materia. Me pidió que me adelantara y leyera algo. Mi rostro se tornó pálido; había olvidado completamente la tarea.
—¿Dónde está tu libro, Juliette? —preguntó la profesora, sorprendida por mi falta de preparación.
—No lo tengo, profesora. Se lo regalé a un niño de la calle —confesé inocentemente, sin darme cuenta de la reacción que desencadenaría— ¿Qué?—
La risa estalló en el salón, un coro de burlas que me hacía sentir pequeña y avergonzada. Solo Dani, mi mejor amiga, me miraba con desconcierto, sin unirse al resto.
Charles, sentado al fondo, me observó en silencio. Sus ojos reflejaban una mezcla de sorpresa y, tal vez, decepción.
El recuerdo de aquel día, cuando me enviaron una nota a casa explicando mi comportamiento y mis padres tuvieron una seria conversación conmigo. Ellos entendían mi buena voluntad hacia los que necesitaban, pero recriminaban que esos libros eran para mí.
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The Longest Race • (Charles Leclerc)
Hayran KurguEn un pequeño rincón del tiempo, entre las sinuosas calles de Montecarlo, Mónaco, dos almas se entrelazaron desde la infancia, tejiendo una amistad que desafiaba las barreras temporales, incluso aquellas que separan la amistad del amor. Ella, con un...