CAPITULO 112 (LA PRUEBA DE EMBARAZO)

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Modesto entraba a la habitación de Déborah encontrándose con Bertha 

Bertha: (se asusta) ay, usted, digo, tú

Modesto: si soy yo (cierra la puerta) ¿qué andas buscando, Bertha? 

Bertha: nada. Bueno, sí, mi cartera que la olvidé el otro día aquí, entonces vine por ella 

Modesto: ¿tu cartera? Pues, mejor pídesela a Déborah, ella segura la guardó 

Bertha: bueno, es que la señora Déborah y yo no quedamos en los mejores términos, pero tiene razón, le voy a decir que si encuentra mi arete... 

Modesto: ¿no que era tu cartera? (cruza brazos) Ya, dime ¿qué andas buscando en realidad? 

Bertha: Modesto... necesito salvar a la señora Rosa de una tragedia (susurrando) 

Modesto: (asustado) 

...

Rosa: ¡dolor, ya me volviste a dar! (estaba pasada de copas) Y no lloro porque te fuiste, sino porque no me llevaste (ríe) 

Jessica: ay, mamá, neta qué perro oso, en serio 

Alondra: mamá, por favor ¿qué te pasa? 

La pista de baile estaba llena de gente bailando 

Julieta: mi mamá está muy contenta 

Juan: se nota (mirando a Sara) 

Julieta: ni siquiera el día de nuestra boda puedes dejar de mirarla 

Juan: no la estaba mirando (desvia la mirada) 

Rosa comenzó a bailar junto a todos los invitados, Déborah se acerca 

Rosa: tú qué te creías la reina del sarape, pero esa, soy yo, con mi tienda no te vas a quedar 

Déborah: (ríe) qué miedo, estas pero bien perdida, esa tienducha ya es mía 

Rosa intentó darle una chachetada, pero de lo borracha que estaba no podía ni siquiera mantenerse de pie totalmente 

Adela: (resuella) cuidado, cuidado ¿qué pasó? 

Rosa: se me movió el piso 

Adela: a ver, a ver, tranquila 

Rosa: consuegrita (la abraza) Adelita, le voy a dar una paliza

Adela: no, no, no, no se rebaje, tranquila (intenta detenerla) 

Déborah: no, aquí la que se rebaja, soy yo. Por estar conviviendo con tanta rabanera 

Pedro: oigan, oigan, si quieren circo, váyanse a la cantina de don Chavita 

Chavita: ey, ey, ey, Pedro del Monte, los adoloridos es un lugar decente. Además, ustedes se han metido a mi cantina y han destrozado todo cada vez que se les da la gana, yo no he dicho nada, para que vean qué se siente 

Todos miraban la escena 

Brandon: en esta esquina, tenemos a doña Rosa, la poderosa. Y en esta otra, tenemos a doña Déborah, la voladora 

Agustín: ya, niño, ya, ya. Se están peleando de verdad 

Julieta: nadie va a arruinar mi boda. Mamá, compórtate como la dama que eres 

Rosa: ni hablar, mujer, traes bebé (riendo) nada más voy a... (intenta acercarse a Déborah, pero Adela la detiene) 

Sara: ya, ya, vámonos (se lleva a su madre) 

LA  HERENCIA, UN LEGADO DE AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora